María José Rey
Santiago de Chile, 5 sep (EFE).- Chile se prepara para ser anfitrión por segunda vez del Mundial Sub-20 de la FIFA en este 2025, un evento deportivo que comenzará el 27 de septiembre y representa un proyecto de gran dimensión económica con un coste estimado de 42 millones de dólares (unos 36 millones de euros) y un retorno que, más que financiero, pretende ser un legado.
Para Chile, el anuncio de FIFA, a finales de 2023, de su elección como sede fue una reivindicación de su imagen y valor dentro del fútbol sudamericano, tras ser eliminado del plan del Mundial 2030 –en el que estuvo incluido con Uruguay, Argentina y Paraguay– para el centenario de la primera Copa del Mundo, que se hizo en América.
La idea del Mundial en Sudamérica dentro de cinco años fracasó al ser adjudicado a España, Portugal y Marruecos, pero mientras los otros países fueron compensados con partidos inaugurales de homenaje, el país austral se quedó sin nada.
Chile que ha acogido otras citas mundialistas, como la Copa Mundial de la FIFA en 1962, el Mundial Sub-20 en 1987, el Mundial Femenino Sub-20 en 2008 y el Mundial Sub-17 de 2015, se sintió ignorado en un momento en el había brillado como organizador de los Juegos Panamericanos Santiago 2023.
Inversión repartida
La organización del torneo tiene dos pilares, la Federación Internacional de Fútbol Asociado que invierte cerca de 25 millones de dólares en la logística del que es su segundo evento más importante después de la Copa del Mundo, y el Comité Organizador Local (COL), cuya principal fuente de aporte es el Estado chileno, que dispuso un presupuesto de alrededor de 17 millones de dólares.
Los costos de un Mundial Sub-20, que va por su vigesimocuarta edición desde su estreno en 1977, han sido variables. Se estima que el más reciente en Argentina 2023 totalizó 40 millones dólares, mientras que Polonia 2019 alcanzó los 80 millones, lo que deja a Chile con una cifra eficiente, que según el organizador local es una meta de la FIFA.
Acotar el evento requirió limitar su desarrollo a solo cuatro ciudades sedes, una medida que también se empleó hace dos años, y que dejó a la capital Santiago, Valparaíso, Rancagua y Talca como las escogidas en la zona central del país austral.
El criterio de FIFA fue que las sedes para las 24 selecciones participantes tuvieran entre sí una distancia que pudiera ser cubierta sin necesidad de usar aviones, y esta elección tiene desplazamientos vía terrestre de no más de dos horas, entre 90 y 260 kilómetros como máximo.
El director del Instituto Nacional del Deporte (IND), Israel Castro, explicó a EFE que lo consideran un elemento diferenciador para Chile como país: “en otros eventos hemos rescatado de la experiencia de deportistas y delegaciones como una valoración positiva el poder utilizar el tren y el metro para llegar a las sedes”.
Infraestructura y pasto híbrido
Dentro de la inversión a cargo del Estado chileno, la remodelación de los estadios representó la mayor parte con alrededor de 13,6 millones de dólares en la mejora de la iluminación, camarines, tribunas, pantallas, sistemas de megafonía y accesos.
La mejora del césped de los cuatro recintos supuso otra partida de 550 mil dólares, que en el caso de los estadios Bicentenario Fiscal de Talca y El Teniente de Rancagua se trató de pasto natural.
Para el Estadio Nacional de Santiago y el Elías Figueroa Brander de Valparaíso hubo una inversión adicional de 580 mil dólares en la implementación de tecnología de pasto híbrido, cuyo retorno implica el beneficio de su uso entre 10 y 15 años debido a su resistencia y en la sustentabilidad en riego y mantención.
“Sacamos una buena nota en la última revisión. La primera semana de septiembre será la certificación de FIFA y a partir del 13 es el inicio del período exclusivo”, comentó sobre los recintos Sebastián Cornejo, gerente de proyecto del evento.
Los requerimientos de FIFA incluyeron contar con un amplio número de canchas y centros de entrenamiento, lo que implicó para Chile crear 14 campos nuevos para totalizar 19 entre las cuatro sedes, a los que se inyectó 2,2 millones de dólares, y que luego serán utilizados en el fútbol formativo.
Estándar y legado FIFA
Elevar el estándar de las superficies de juego obliga a una manutención que la FIFA abordó en un plan de legado valorado en más de un millón de dólares, que suministró 113 máquinas de última generación que no existían en el país sudamericano.
Incluyó la capacitación de más de 90 personas que trabajarán en los cerca de 184 mil metros cuadrados de superficie deportiva que representan estos campos, y que fueron adiestrados por Alan Ferguson, gerente senior de Gestión de Canchas de FIFA, quien durante años cuidó del césped del Old Trafford, el icónico recinto del Manchester United de la Premier League.
“Este equipamiento permitirá asegurar la continuidad del uso de las canchas post torneo, marcando un hito”, aseguró Ernesto Urdangarin, gerente de infraestructura del COL, quien añadió que la dotación incluyó 26 máquinas aportadas por el Ministerio del Deporte y el IND chilenos por un valor cercano a 300 mil dólares.
Un «VAR asequible»
La eficiencia contempla una prueba mayor en Chile del nuevo sistema Football Video Support (FVS) que emerge como una opción alternativa y más económica que el Video de Asistencia Arbitral (VAR), que requiere la monitorización constante y el gasto de una sala con un cuerpo arbitral completo y personal técnico.
En su lugar habrá un sistema manejado por menos personas a nivel de campo, a los que se les solicitará con un límite de dos peticiones por cada entrenador la revisión de jugadas que puedan incidir en el curso del partido, como una anotación o un gol anulado, una falta de penalti o una tarjeta roja directa.
Se trata de una opción que ya se utilizó en la Copa Juvenil Blue Stars de la FIFA y en el Mundial Femenino en Colombia, ambos en 2024.
Desafíos comerciales
La venta de entradas presentó un panorama mixto a un mes del inicio del torneo. Así, de una proyección de 300 mil entradas, se habían vendido 180 mil.
La dificultad no radica en los precios, que oscilan entre 4 y 15 dólares, sino en la concentración del interés en los partidos de la selección chilena y los que se disputarán en Santiago.
Duelos como el de España ante Brasil en el Estadio Nacional agotaron la totalidad de los boletos, mientras que en Valparaíso, Talca y Rancagua no superan el 7% de venta para los 34 partidos que acogen del total de 52 encuentros del torneo.
Para capitalizar el evento, los organizadores lanzaron una tienda online y habrá puntos de venta físicos con 27 tipos de productos oficiales con precios que van hasta los $47 dólares, incluyendo a la mascota “Vito”, una vizcacha o roedor nativo de Sudamérica.
Los patrocinadores también son clave en la estrategia comercial, como el ingreso de la empresa de telecomunicaciones chilena Mundo como sponsor oficial, que proveerá millones de dólares en fibra óptica para garantizar la conectividad y acceso a internet en los estadios.
Proyecciones y ganancias
En lo deportivo, para Chile ocupar un cuarto puesto como en 1987, cuando fue sede por primera vez, sería un impulso para su alicaído fútbol que, con La Roja absoluta, no pudo clasificarse al Mundial 2026, lo que representó su tercera ausencia consecutiva de la Copa del Mundo.
Tras despedir a una ‘Generación Dorada’ que conquistó los primeros trofeos, al convertirse en bicampeona de América en 2015 y 2016, apalancar a una nueva camada y ofrecer mejores condiciones al fútbol formativo será una ganancia.
Chile no ha presentado proyecciones oficiales de turismo, pero la referencia de Argentina 2023 es que atrajo a 360 mil visitantes con un gasto per cápita de entre 800 y mil dólares con impacto económico a través del gasto directo, mientras que la exposición internacional podría atraer a más turistas en los años venideros.
“Se genera un efecto positivo, todo un ecosistema que no es menor desde las oportunidades de trabajo en todas las líneas: transporte, alimentación, hotelería, todo el recurso humano que trabaja en los estadios”, acotó Felipe De Pablo, director ejecutivo del evento, quien estimó que solo entre voluntarios y personal local y de FIFA serán 1.300 trabajadores involucrados.