Carlos Pérez Gil
Alalpardo (Madrid), 12 sep (EFE).- Alalpardo, un pequeño municipio del noreste de la Comunidad de Madrid con apenas 3.500 vecinos, hará historia este domingo cuando acoja la salida de la última etapa de la Vuelta que unirá con Madrid a lo largo de 111,6 kilómetros. Será el mayor evento deportivo del municipio, que ha contado con el apoyo de la Comunidad de Madrid para sufragar los 45.000 euros que le cuesta dar la bienvenida a la ronda multicolor.
“Para nosotros es un día histórico y de fiesta. Es un hito. No es que la Vuelta pase por Alalpardo, sino que sale del pueblo”, afirma eufórico su alcalde, Miguel Ángel Medranda.
El regidor, del PP, es un gran aficionado al ciclismo y ganó varias carreras cuando lo practicó de aficionado.
Al asumir el bastón municipal en 2011, empezó a soñar. “¿Por qué nosotros, que somos un pueblo pequeño, no podemos tener un evento tan grande como la Vuelta? Ahí empecé a madurar el asunto y luego, en la pandemia, como tuvimos tanto tiempo libre, me dije que era el momento de solicitarlo”, narra a EFE Medranda.
“No conocía a nadie y un día hablé con Javier Guillén (director general de la Vuelta) y le conté todos los eventos que hacemos. Tienes que demostrar que trabajas en serio y que te implicas”, añade el alcalde al referirse al torneo de fútbol Vicente del Bosque, al festival de cine y, sobre todo, al belén viviente que cada año atrae a unas 11.000 personas durante dos días.
En octubre del pasado año, Guillén le dio la buena nueva de que Alalpardo sería punto de salida de la última etapa que concluye en la capital a cambio 45.000 euros de canon para Unipublic, la promotora de la Vuelta.
El presupuesto del municipio, que también engloba a la pedanía de Valdeolmos, de un millar de habitantes, es de cuatro millones de euros, pero Medranda logró que la Comunidad de Madrid sufragara el coste al considerarlo un evento de interés deportivo y turístico.
El alcalde no tiene datos de qué impacto económico acarreará para la comarca de la Campiña el paso de los ciclistas, pero se congratula de que todos sus pueblos se estén beneficiando por las reservas de hoteles y restaurantes. “Afecta a toda la comarca y eso es lo bueno”, remarca.
Alalpardo no ha tenido que acometer obras para acoger la Vuelta porque dispone de una campa extensa donde aparcan los más de mil coches que cada día llegan al pueblo debido a que hay tres colegios con muchos alumnos.
“La Comunidad de Madrid nos ha asfaltado la carretera. Lo necesitaba desde hace años. Pero no hemos tenido que arreglar nada más”, señala Medranda.
Estima que la ronda ciclista hará que unas 5.000 personas estén en el pueblo el domingo por la mañana, entre ciclistas, miembros de los equipos, aficionados y todo el dispositivo que atrae la carrera.
Como está a 45 kilómetros de Madrid, el pelotón se hospeda en la capital y los corredores solo tienen que desplazarse a Alalpardo en autobuses el domingo para el control de firmas (15.00 horas) y la posterior salida (16.40).
Al ser un ayuntamiento tan pequeño, no tiene policía local, por lo que la seguridad queda en manos de la Policía Nacional, competente en el interior del pueblo y que ha reforzado el dispositivo para evitar incidentes por las protestas contra Israel,y de la Guardia Civil, que aporta 59 motos y 29 coches.
La organización de la Vuelta se hace cargo de todo el operativo -escenarios, carpas, vallas…-, que va a instalar entre el sábado por la tarde y el domingo a partir de las 6.00 horas. “La Vuelta se mueve día a día”, señala el alcalde para enfatizar que el engranaje organizativo está muy engrasado para evitar molestias a los habitantes de las localidades en donde hace escala.
Al consistorio solo le han pedido que despliegue a los miembros de Protección Civil (40 personas) seis generadores y los sanitarios portátiles, que han de situarlos en las coordenadas que aparecen en la ‘app’ que le ha facilitado la organización. “No tenemos ni que preguntar”, se asombra el regidor ante la tecnología empleada por Unipublic.
Ante las protestas contra la respuesta militar de Israel en Gaza que han enturbiado algunas etapas, Medranda está convencido de que la armonía y el respeto a los ciclistas van a imperar: “Es un día de fiesta. No va a pasar nada. Vamos a respetar al que se quiera manifestar y que se deje hacer su trabajo a los ciclistas”.