San Sebastián, 7 mar (EFE).- El Museo Balenciaga de Getaria, tras el parón de enero y febrero, ha reabierto con una nueva exposición de su colección que plantea un acercamiento más profundo y didáctico al trabajo del modisto, su influencia y su legado, para la que se han reunido 95 piezas, de las cuales 42 se exhiben por primera vez.

La muestra, que se podrá visitar hasta final de año, precede a la apertura en primavera de una sala más en la que confluirán obras del maestro con otras de los Archivos Balenciaga de París.

En octubre, se celebrará el II Congreso Internacional sobre Cristóbal Balenciaga, que reunirá en la localidad guipuzcoana a algunos de los más reputados académicos, investigadores y estudiosos de la moda histórica y contemporánea y profesionales de la educación en moda. Se presentarán 24 propuestas de las más de 60 candidaturas presentadas.
Estas son algunas de la actividades programadas para 2025, anunciadas este viernes durante la presentación de la nueva exposición, en una rueda de prensa en la que también se ha hecho balance del pasado ejercicio, en el que 90.000 personas pasaron por el museo, un 35 % más que en 2023.
Se superaron “ampliamente” las cifras prepandemia y el público extranjero se situó en un 52 % del total -destacan los franceses con un 17 % y, entre los procedentes de otras comunidades autónomas, madrileños y catalanes están a la cabeza-.
La nueva muestra, ‘Cristóbal Balenciaga. Técnica, Materia y Forma’, se inicia en la sala biográfica, inaugurada el año pasado, donde se pueden ver algunos de los escasos retratos que existen de este modisto cuya vida personal siempre mantuvo en un segundo plano, así como vestuario y otros objetos y documentos que colocan al visitante en su contexto histórico y geográfico.
A partir de ahí, continúa un recorrido por otras cuatro salas en las que se indaga en la alta costura del siglo XX con un discurso renovado, en el que además de contemplar diseños del modisto, se ha incorporado un sistema que permite la exploración de piezas en 3D, la visualización de tejidos en muy alta resolución y otros recursos audiovisuales como “videomappings”.
Un vestido de noche en satén fucsia con bordado floral en marfil es una de las creaciones de Balenciaga que se puede contemplar en la sala 2, donde se exhibe una selección de piezas del periodo 1958-1960 como introducción al lugar y la sociedad para la que dictó “el ritmo de la moda durante más de 30 años”, según remarca el museo.
La sala 3 muestra modelos que son ejemplo del dominio técnico del modisto, de envolventes que giran en espiral alrededor del cuerpo a patrones de una sola costura, “epítome del minimalismo constructivo”.
La materia es el objeto de la sala 4, ya que la alta costura fue un escaparate para los tejidos de primera calidad, de los que Balenciaga tenía un gran conocimiento. Se pueden ver modelos con los que el maestro “llevó al límite las posibilidades de las diferentes tipologías textiles”, como un conjunto de noche de 1965 realizado en gazar de seda calado negro y blanco con un lazo a la espalda de seda rosa.
La sala 5 es la última parada de la exposición, en la que se aborda la forma en las creaciones de Balenciaga, donde no podían faltar diseños que dejaron huella como el vestido “baby-doll”.
La directora del museo, Miren Vives, ha dicho que el museo busca con la programación de este año generar entre el público “conciencia y sensibilidad hacia la vertiente patrimonial de la moda”, con discursos “que tienden puentes entre el patrimonio que custodia, la nueva creación y el contexto de la sociedad actual con conceptos clave transversales como la sostenibilidad, y la diversidad”.