Alcaraz somete a Sinner y conquista Roma

Carlos Alcaraz (I) y Jannik Sinner tras la final de Roma. EFE/EPA/Roberto Ramaccia

Roma, 18 may (EFE).- El español Carlos Alcaraz, que recuperó el 2 del mundo esta semana, arrasó este domingo al italiano Jannik Sinner, número 1 del circuito, y conquistó el Masters 1.000 de Roma por vez primera, con una exhibición monumental en el segundo set de un partido que cerró por 7-6 (5) y 6-1.

El tenista español Carlos Alcaraz ante el italiano Jannik Sinner durante la final del torneo de Roma. EFE/EPA/Roberto Ramaccia

En el duelo entre los dos mejores jugadores del circuito, reinó Alcaraz, ganador ya de 19 trofeos en el circuito profesional. Muy reforzado tras este duelo, vencedor de sus últimos cuatro enfrentamientos ante el italiano. En Pekín, en Roland Garros y en Indian Wells. Muy fortalecido tras su paso por Roma, donde ha conseguido cerrar el círculo de los cuartos de final en todos los grandes torneos; recuperar el número 2 justo antes de Roland Garros; y jugar 101 partidos (78 victorias) de torneos de esta categoría con 22 años recién cumplidos.

Jannik Sinner con el trofeo de subcampeón de Roma. EFE/EPA/Roberto Ramaccia

Alcaraz, que esta semana en Roma pasó de Gladiador a Espartano, fue mucho más sólido que Sinner, algo precipitado cuando tuvo grandes oportunidades para llevarse el primer set, algo errático en momentos en los que no suele fallar.

El problema del italiano, ganador de los últimos 26 partidos, es que topó con Alcaraz, precisamente el que fue su verdugo en su última derrota, el 2 de octubre de 2024 en Pekín. El de El Palmar es único tenista capaz de hacer parecer humano al altoaltesino, el único capaz de colocar una mueca de preocupación real en su rostro dentro de una pista de tenis, y el único capaz de dejar a Italia, además, sin el triplete en su torneo.

No le pesó al murciano en ningún momento la presión de tener a todo el público en contra, de enfrentarse al número 1 justo antes de Roland Garros y saliendo de lesión. Nada. Tampoco le afectó el empezar restando y, por tanto, ir por detrás durante todo el primer set. Es algo que, por otro lado, no disgusta al español, que suele elegir restar cuando gana el sorteo. Confianza pura en su retorno.

Los nervios, eso sí, hicieron acto de presencia en ambos durante los primeros juegos. No era una final cualquiera. No es un Grand Slam, pero lo que significa un duelo entre ellos justo antes de Roland Garros es inmenso. Partido fundamental para el resto de la temporada.

Poco a poco, con cada bola, se fueron soltando. Se fueron empujando a ser mejores el uno al otro. Solo tres bolas de ‘break’ en el primer set. Una a favor de Carlos, que no pudo concretar. Otras dos a favor de Sinner, que se ganó un 15-40 para cerrar el primer set. Ahí se notó su ansia. Su precipitación. Su falta de competición de alto nivel durante tres meses en los que estuvo apartado por la sanción de tres meses que acordó con la Asociación Mundial Antidopaje (AMA) por su positivo en clostebol en Indian Wells 2024.

Sinner quería saber en qué lugar estaba tras su vuelta. Y Alcaraz se lo dejó claro, todavía le falta algo de ritmo, fue demasiado para él. Simplemente fue superior. Salvó el murciano con su servicio las dos bolas de rotura y llevó el envite al ‘tie-break’, donde prevaleció con oficio, en un punto que finalizó en la red, donde se quedó inmóvil y con el puño arriba mirando a su banquillo, celebrando un set de 1 hora y 11 minutos, consciente de que lo tenía en su mano.

Ya lo dijo hace unos días, cuando ganó al italiano Lorenzo Musetti: “ponerte por debajo en una semifinal es muy complicado de levantar”. Y en la final, lo mismo. Desdibujó por completo a Sinner. Se erigió como el rey de la tierra batida. Apartó al italiano, su máximo rival, de la gloria en su casa. Con una exhibición descomunal en el segundo set. No le dio espacio. No le dio tiempo. Cada golpe fue una cuchillada para Sinner, cada vez más débil. Tanto en lo físico como en lo mental.

Fue tremendo como Alcaraz destrozó el partido. Eliminó la igualdad por completo. Dos ‘breaks’ y cinco cero. Sin las ‘clásicas’ desconexiones a las que tanto apela que debe mejorar. Evitó el rosco Sinner, pero no la debacle. Alcaraz mantuvo pisado el acelerador y cerró con su servicio. Se fundieron en un abrazo de respeto. Ganó el español en Roma. La conquistó por vez primera. Ante su gran rival. Y ya piensa en Roland Garros.

Tomás Frutos