Salvador Martínez Mas
Berlín, 17 jun (EFE).- Alemania avanza en la recuperación de los 1,6 millones de toneladas de munición que datan de la Segunda Guerra Mundial y contaminan lentamente las aguas del mar del Norte y el mar Báltico, con un proyecto piloto valorado en 100 millones de euros y el compromiso del Gobierno germano de limpiar las aguas de sus costas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, una vez derrotado el Tercer Reich, los aliados decidieron desmilitarizar a la Alemania liberada del nazismo, y esa labor implicó echar al mar numerosos cargamentos de munición no utilizada.
«En 1945 la gente no estaba tan concienciada con el medio ambiente y hay que imaginar que la guerra había terminado, y estas municiones tenían que ser retiradas muy rápidamente o simplemente eliminadas, y no había empresas o industrias que pudieran desarmar estas enormes cantidades», dijo a EFE Sebastian Bruns, experto en seguridad marítima del Instituto para la Seguridad de la Universidad de Kiel.
Transcurridos 80 años del final de la Alemania nazi, científicos como Jens Greinert, geólogo marino del GEOMAR Centro Helmholtz de Investigación Oceánica Kiel, han comprobado que esas municiones llevan tiempo filtrando sustancias tóxicas al medio ambiente.
Munición con efectos sobre ecosistemas

«Exactamente lo que contienen los propios explosivos, sustancias cancerígenas y mutagénicas, es decir, sustancias cancerígenas y genéticamente nocivas», señaló a EFE Greinert, que precisó que esas «sustancias tóxicas son absorbidas por los peces, pero también por los mejillones. Y los peces pueden sufrir daños en el hígado, por ejemplo».
«También vemos que los mejillones reaccionan de forma sensible porque se activan ciertos genes que indican que están estresados», abundó.
Frente a esta situación, Alemania ya ha empleado 100 millones de euros en un pionero proyecto piloto dedicado a la extracción de los primeros kilos de la parte de ese armamento que se encuentra en el fondo del mar Báltico, frente a la ciudad de Lubeca, en el norte alemán.
En ese proyecto piloto, la empresa especializada en tecnología marina germana Seascape ha desenterrado una muestra de esa munición, que ha tratado para que dejen de filtrarse materiales contaminantes.
Greinert y su equipo del GEOMAR Centro Helmholtz de Investigación Oceánica Kiel han seguido de cerca el proyecto y evaluado los efectos medioambientales de la intervención de la compañía.
Según explicó este científico, los técnicos de Seascape lograron reubicar en una zona controlada, sin causar daños al medioambiente, las municiones que reposaban sobre el fondo marino en las costas de Lubeca tal y como fueron lanzadas al mar Báltico por los aliados de la II Guerra Mundial.
Décadas de limpieza por venir
Aún debe decidirse cómo han de ser tratadas las toneladas de munición que reposan sobre el lecho marino, e incluso se ha valorado la idea de levantar una plataforma, similar a las construidas para la extracción de petróleo, dedicada a la destrucción de ese armamento.
Así se evitaría tener que transportar hasta un lugar en tierra, como las instalaciones de la empresa GEKA, la más importante del país y situada en Münster, ciudad del oeste alemán situada a unos 350 kilómetros de Lubeca.
Tratar toda la munición que reposa frente a las costas alemanas podría ser una tarea que ocupe actores públicos y privados los próximos 20 ó 25 años, según Bruns, que se muestra optimista en vista de los resultados que ha ofrecido el proyecto piloto de Seascape.
«Tardará su tiempo, pero se debe empezar ya a trabajar», apuntó este experto.
Reunión multisectorial en Kiel
En este sentido, tanto Bruns como Greinert valoran positivamente que la problemática que plantea la munición de la Segunda Guerra Mundial vaya a ser uno de los temas que se aborden desde este miércoles al viernes en la llamada «Semana de Limpieza de Munición de Kiel», un evento que reúne actores del mundo empresarial, de la ciencia, la política y representantes militares.
Los resultados de esa conferencia se sumarán al deseo explícito del Gobierno alemán del canciller Friedrich Merz de trabajar contra «la contaminación, la preservación de la biodiversidad y la eliminación de los residuos de municiones», según los términos del acuerdo de coalición entre conservadores y socialdemócratas.
El Ejecutivo germano considera una «responsabilidad nacional» continuar con los esfuerzos de recuperación de residuos de municiones en los mares del Norte y Báltico, una misión de limpieza en la que ya se ha dado un primer paso, pero en la que a Alemania aún le queda mucho por hacer 80 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial.