Alemania cumple formalmente con el presupuesto de emisiones hasta 2030, pero no más allá

Imagen de archivo del tráfico en la autopista A40 en Essen, Alemania. EFE/ Sascha Steinbach

Berlín, 15 may (EFE).- Alemania cumplió formalmente con los objetivos climáticos para 2024 ante un menor consumo de energía por la debilidad coyuntural y un invierno benévolo, y lo mismo cabe esperar con el presupuesto de emisiones hasta 2030, gracias al colchón creado por la menor actividad económica durante la pandemia, aunque el país está lejos de alcanzar la neutralidad climática en 2045.

Estas son la conclusiones del consejo de expertos sobre cuestiones climáticas en su informe presentado este jueves en el que evalúan los datos publicados por la Agencia Federal de Medio Ambiente presentados a mediados de marzo.

Este gremio independiente, formado por cinco expertos, confirmó los cálculos oficiales, según los cuales, las emisiones de gases de efecto invernadero ascendieron en 2024 a alrededor de 649 megatoneladas equivalentes de CO2, un 3,4 % o 23 megatoneladas menos que el año anterior, aunque un descenso significativamente menor al registrado en 2023, cuando cayeron en 77 megatoneladas respecto a 2022.

El sector energético fue el que más contribuyó a reducir las emisiones al disminuirlas en 17,6 megatoneladas, mientras que los descensos fueron menores en el sector de los edificios -2,4 megatoneladas menos-, el del transporte -2,1 megatoneladas-, de la agricultura -800.000 toneladas- y la gestión de residuos -100.000 toneladas-.

Los sectores de los edificios y del transporte volvieron a superar, no obstante, los niveles de emisión establecidos para 2024.

Por su parte, las emisiones en el sector de la industria se mantuvieron casi constantes, con 84.000 toneladas más.

Según el informe, parte relevante de la reducción de emisiones se logró mediante avances estructurales derivados de medidas políticas de protección del clima, como la ampliación de las renovables y el desmantelamiento de las centrales de carbón en la industria energética, que también puede contribuir a un nivel menor de emisiones a largo plazo.

“Es cierto que en nuestro análisis no constatamos que se vaya a superar el presupuesto de emisiones hasta 2030, pero sin el colchón que se ha acumulado en los años 2021 a 2024 debido, entre otras cosas, al coronavirus y a la debilidad de la economía, sería muy probable que se rebasara significativamente”, señaló el presidente del consejo, Hans-Martin Henning.

Así, según las proyecciones de este año, el presupuesto de emisiones establecido para los años 2021 a 2030, con un colchón de 81 megatoneladas, no se superaría.

El experto advirtió, además, de que según los datos de las proyecciones, las obligaciones nacionales en el marco del reparto europeo de la carga no se cumplirán a partir de 2024 y muestran un aumento de la diferencia hacia el alcance de los objetivos para 2030.

En este sentido, tampoco se alcanzará el objetivo global de reducir las emisiones en un 65 % hasta 2030, añadió.

Para los años posteriores a 2030, los datos de las proyecciones muestran un déficit claro y creciente con el tiempo de los objetivos, entre otras razones, porque el sector del uso del suelo (LULUCF) ya no se muestra en los datos de proyección como mitigador del cambio climático, sino como fuente de emisiones, debido al mal estado de los bosques.

En consecuencia, esto dejaría, según las proyecciones, unas emisiones de 204 megatoneladas sin incluir el sector LULUCF que, de incluirse, incrementaría las emisiones residuales, lo cual llevaría al incumplimiento por un margen muy amplio del objetivo global de neutralidad climática para 2045.

En ese sentido, el consejo subraya que para alcanzar la neutralidad climática, las emisiones residuales deben compensarse con la capacidad de mitigación del sector LULUCF y con tecnologías de mitigación, pero actualmente no está claro cuándo y en qué condiciones el sector de uso del suelo puede volver a convertirse en un elemento reductor de emisiones.