Almeyda le devuelve la sonrisa al sevillismo

El entrenador del Sevilla Matías Almeyda, durante el partido de la jornada 8 de Laliga EA Sports en el estadio Sánchez-Pizjuán en Sevilla.-EFE/Julio Muñoz

Sevilla, 6 oct (EFE).- El argentino Matías Almeyda regresó al Sevilla después de dejarlo con un sabor muy agrio cuando militó como futbolista en la temporada 1996-97, campaña que acabó con el descenso a Segunda, pero ahora, como entrenador, ha empezado a encauzar en lo deportivo un rumbo que llevaba perdido varias temporadas.

El bonaerense, que el pasado septiembre cumplió 52 años, vive así su segunda etapa en el Sevilla, al que llegó como futbolista procedente del River Plate, tras ser el fichaje más caro de su historia hasta entonces (unos mil millones de pesetas de la época, unos seis millones de euros), para ser traspasado después al Lazio italiano.

Almeyda afirmó en su presentación como técnico el pasado 8 de julio que llegaba a «un club ‘top'» que ha bajado su rendimiento, por lo que intentaría aportar su «granito de arena para que vuelva a ser lo que ha acostumbrado a ser en los últimos tiempos».

«Estoy feliz, es una posibilidad que me dieron y no la pienso largar, y la voy a luchar a muerte para que esto sea un gran paso en beneficio de todos y del club», indicó entonces el entrenador, quien no puso excusas a la crisis institucional y económica que ha derivado que un equipo ‘Champions’ y siete veces ganador de la Liga Europa haya coqueteado con el descenso en las últimas tres temporadas.

Después de ganar tres partidos consecutivos como visitante, que habían dejado una situación desahogada en la tabla, el siguiente objetivo era devolver la solvencia al Sánchez-Pizjuán, estadio que ya no era el ‘fortín’ de antaño y donde en 2025 solo habían ganado una vez, el pasado mayo ante Las Palmas (1-0).

El contundente 4-1 del domingo ante el Barcelona llegó con un gran despliegue físico y táctico ante el vigente campeón de LaLiga e hizo recordar las grandes citas en el barrio de Nervión, en donde en este ejercicio ya habían pasado el Getafe (1-2), Elche (2-2) y Villarreal (1-2) con resultados que tenían deprimidos a los aficionados sevillistas.

Otra maldición que se rompió el domingo fue la de no poder sumar dos triunfos seguidos, lo que no se conseguía desde hace cerca de dieciocho meses después de no lograrlo en toda la pasada temporada, pero con el triunfo en Vallecas (0-1) y el logrado ante el Barça se rompió la racha.

Almeyda, otro mas en el carrusel de entrenadores que han pasado por el Sevilla desde la última etapa exitosa de Julen Lopetegui, reivindicó durante su presentación la carrera de catorce años como técnico, aunque también reconoció que el estreno en España despierte «dudas».

Antes había pasado, entre otros, por River Plate, al que subió a Primera; el Chivas mexicano, con el que jugó siete finales y logró cinco títulos, o su reciente etapa en el AEK de Atenas, con una Liga y una Copa ganadas.

Al argentino, que ha firmado un contrato hasta junio de 2028, le preguntaron recientemente por esa etapa en el fútbol mexicano y subrayó que «Dios quiera que el proceso sea parecido» al de ese período en el equipo de Guadalajara, al que dirigió entre 2015 y 2018.

Ahora, con una plantilla sin grandes figuras debido a los límites salariales, une la veteranía de César Azpilicueta o el chileno Alexis Sánchez, ambos refuerzos que llegaron libre este verano, con jóvenes canteranos como Juanlu Sánchez, Kike Salas o José Ángel Carmona y recuperados para la causa como el belga Adnan Januzaj o el brasileño Marcao do Nascimento para formar un grupo al que se le ve comprometido.

«Solo tres puntos, pero lo importante es la manera» de conseguirlos, subrayó el argentino tras superar al Barcelona, pero también precisó que no pueden «bajar ni un poco» en el trabajo y compromiso, con lo que quiso apartar la euforia para vivir en una realidad que regala nada.