Teresa Díaz
Rota (Cádiz), 17 mar (EFE).- El almirante Antonio González del Tánago es el comandante de Dédalo 25, el grupo expedicionario de combate liderado por el portaaviones Juan Carlos I. Durante mes y medio ha estado al mando de más de 1.600 militares interactuando con países de la OTAN en el Mediterráneo, una colaboración que es “vital” en el actual escenario geopolítico, según señala a EFE.
La agrupación aeronaval, formada también por las fragatas Victoria, Blas de Lezo y Álvaro Bazán y el buque de aprovisionamiento Patiño, además de cinco aviones Harrier, dos helicópteros y más de 650 infantes de marina, ha completado la primera fase de la misión.
Durante más de mes y medio han realizado diversas actividades de adiestramiento y colaboración con las fuerzas armadas de países “amigos”, explica el almirante en una entrevista con EFE a bordo del Juan Carlos I, el buque insignia de la Armada, desde donde ha ejercido el mando.
El primer ejercicio en el que participó el grupo expedicionario fue el Steadfast Dart de proyección y despliegue de las fuerzas de reacción rápida de la OTAN, en el que se involucraron 10.000 efectivos de 9 países aliados y que se desarrolló en Rumanía, Bulgaria y aguas del mar Egeo, en Grecia.
España contribuyó con 3.000 militares, de los que 1.600 pertenecían a la agrupación aeronaval, una aportación “bastante generosa”, apunta González del Tánago.
“Para nosotros toda colaboración es vital, tanto en el seno de la Alianza como de la Unión Europea”, porque nos permite lograr el máximo grado de interoperabilidad posible. “Es decir, nos integramos con un barco de cualquier país de la OTAN de la misma manera que con uno español. La interacción es total, gracias a muchos años de colaborar en el mar”, precisa.
De igual manera, la Armada española fomenta las actividades bilaterales, como la que ha realizado recientemente o la que va a tener lugar con países iberoamericanos durante la última fase de Dédalo 25, que se desarrollará a partir de agosto en el Atlántico.
La misión que acaba de finalizar ha tenido una doble vertiente: un despliegue operativo en el que la Armada española “proyecta una fuerza que es capaz de contribuir a la seguridad marítima y de los espacios aéreos que nos circundan”, pero, además, contribuye a la política exterior del Gobierno, explica.
González del Tánago saca pecho del alto nivel de la Armada española ya que “muy pocas marinas europeas” tienen la capacidad anfibia de España. En Europa solo Reino Unido, Francia e Italia y, dentro de la OTAN, únicamente Estados Unidos, que lógicamente es superior.
“Estamos muy bien y, además, nuestros barcos tienen una ventaja inmensa, que son todos de construcción y diseño enteramente nacional y que tienen mucho prestigio en otras Marinas. Tenemos una industria nacional muy potente y muy capaz que nosotros llevamos por bandera allí por donde navegamos”, señala.
Y entre todos, destaca el Juan Carlos I, buque insignia de la Armada, un “excelente” barco de guerra que por un lado permite operar con aviones de caza como los Harrier para proyectar el poder naval sobre tierra a una gran distancia y, por otro, ofrece la posibilidad de desembarcar efectivos de infantería de marina sobre cualquier zona del mundo listos para combatir. Y esto en un mismo barco es “extraordinario”, subraya.
En cuanto a cómo puede revertir en la Armada el compromiso del Gobierno de acelerar la inversión en defensa, el almirante precisa que las necesidades están “muy bien reflejadas” en el documento ‘Armada 2050’, la hoja de ruta de futuro que recientemente presentó el jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), almirante general Antonio Piñeiro.
“Tenemos la ilusión de construir una Marina cada vez mejor”, afirma González del Tánago, que deja claro que no es su responsabilidad “pensar en adquisiciones ni en planes de futuro”, sino intentar aprovechar al máximo las capacidades actualmente a su disposición y ver qué posibles mejoras se pudieran incorporar.
Y de ese plan Armada 2050, que considera que está “muy bien trazado”, se derivan una serie de documentos que “marcan muy bien” el camino para ponerlo en práctica.
“Es un momento ilusionante”, subraya este militar, que destaca que ha heredado una Marina “enormemente potente” y su ilusión es dejar a sus hijos, también marinos, una mejor de la que se encontró.
Respecto a cuáles, en su opinión, son las principales prioridades de la Armada, insiste en que están satisfechos con los medios que tienen, aunque admite “que todos queremos más”.
“Tenenos unos medios excelentes, que nos han estado funcionando muy bien durante años, pero tenemos que ir reemplazando unidades” con programas que ya están en marcha, como las fragatas F-110, que darán servicio en los próximos años, o los submarinos de la serie S-80, que ya están viendo la luz “con magníficos resultados”.
“El proceso de modernización de la Armada siempre ha sido constante y esperamos con ese impulso lograr un esfuerzo renovado”, concluye. EFE
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