Carmen Sigüenza

Madrid, 14 mar (EFE).- El arpa, ese instrumento milenario cargado de simbología, de musas y de ángeles tocando en armonía, tiene ahora sonido flamenco, gracias a la jerezana Ana Crismán, la primera arpista de flamenco en el mundo, que acaba de presentar su disco “Arpaora”.

Crismán (1983), que tocará mañana, sábado, en el Festival ‘Ellas Crean’, se ha propuesto ampliar los sonidos del flamenco desde la nada, porque no tenía ningún referente. La envolvían los sonidos flamencos de su Jerez natal, y poseía formación musical, tocaba el piano de pequeña, pero era funcionaria de profesión. Ahora su vida ha dado un vuelco.
Un día, según ha explicado en una entrevista con EFE, se enamoró de este antiguo instrumento, que se remonta al año 3.500 a.C., escuchando en unas vacaciones a un músico irlandés que tocaba cerca de un acantilado, y desde ese momento, dice, no paró de “indagar y de estudiar horas y horas”, hasta hoy.
“No vengo de ninguna familia de artistas, ni de músicos- argumenta-. Somos todos grandes estudiosos, eso sí, y me gusta mucho el flamenco. Y partía de una base para entender el compás a la hora de cómo funciona el cante, de cómo son las estructuras, y cuál es el código de una conversación musical”.
“A eso se une que tengo formación clásica como intérprete -continúa-. Estudié piano en el conservatorio de pequeña, sé leer partituras. Pero el aprendizaje de tocar el instrumento de oído es otra cosa; eso sí, tenia los dedos ejercitados y el músculo tiene memoria”.
Todo eso le ha ayudado en su camino, pero Crismán partía de la nada, porque no había ningún referente, ni registro anterior de música de flamenco específica para el arpa.
“Yo diría que he encontrado el flamenco que hay en el arpa, he encontrado su sonoridad flamenca y he creado un repertorio para que a la mano le venga bien”, subraya.
Su propuesta ha tenido una buenísima aceptación y ningún pero de los puristas, que en el flamenco los hay.
“Yo creo que las personas que tienen experiencia con el sonido, con los instrumentos, las cuerdas, las vibraciones y tienen una vivencia sonora, son abiertos de mente, son amantes de la belleza”, recalca.
“Donde encontramos más puertas cerradas, a lo mejor, es entre los teóricos, los que hacen teoría en un libro o un papel y dicen cómo tienen que ser las cosas. Pero el músico es una persona abierta”.
Así, tras presentar su proyecto en el pasado festival de Jerez, la artista ha presentado ‘Arpaora’, con ocho composiciones de música y letra que abarcan lo sonidos más representativos del flamenco. “Aunque decir flamenco es como decir Europa porque estamos hablando de un género muy amplio”, aclara.
El disco cuenta con colaboraciones de artistas como Vicente Soto Sordera, Jorge Pardo, Tomás la Macanita, Jesús Méndez o José Valencia, entre otros.
Después de tocar en Madrid, la arpista tiene un largo calendario de gira por España para dar a conocer este sonido en el arpa, un instrumento menos popular que la guitarra en España, pero muy mediático, según la artista, en países como Chile, Paraguay, Bélgica, o Francia.
“En la parte del norte de la Bretaña francesa, hay muchísimo, y también un poquito ya en Galicia”, precisa.
Aunque tradicionalmente el arpa es un instrumento que llega con esa imagen romántica de la mujer tocando de forma celestial, hoy es indistinto para hombres y mujeres. “Cada vez hay más festivales y un montón de gente tocando”, concluye esta artista cuyo objetivo ahora es seguir creando repertorio de arpa flamenca.