Andar por andar, apología del paseo lento para resistirse a la febril sociedad actual

/Archivo. EFE/Ana Escobar

Rebeca Palacios

Logroño, 6 sep (EFE).- Caminar para resistirse a los estímulos que anulan la atención, recorrer la ciudad para disfrutar del momento y pasear lento como forma de renuncia a la actividad febril de la sociedad actual son algunas de las consignas recogidas en el ensayo ‘Andar por andar’, de la periodista riojana Adriana Herreros.

Herreros, experta en comunicación corporativa, nació en Logroño pero lleva media vida en Madrid, donde defiende el paseo como su forma de desplazamiento habitual por la ciudad, ha relatado a EFE.

Su primer libro, editado por Penguin Libros, surge de ‘Campo Visual’, un boletín de suscripción en el que, como forma de «desahogo» personal, comenzó a recopilar todos sus paseos hace más de cuatro años, en la desescalada de la pandemia.

Aunque las 15 entradas de ‘Campo Visual’ se centran en lugares concretos, muchos de ellos en Madrid, en el ensayo no ha querido detallar recorridos y se dedica en reflexionar sobre el valor intangible de la actividad de pasear.

En sus textos del boletín, intercala sus pensamientos personales con citas y obras de filósofos y pensadores, pero también de expertos en movilidad, sociólogos y antropólogos, que le han aportado otros conocimientos que se han ido conectando entre sí a lo largo de sus caminatas.

«Pensé que un tema tan atemporal, que no está muy arraigado a la actualidad, no iba a tener gran interés, pero me sorprendió la cantidad de gente que escribe, habla y piensa sobre el paseo», ha indicado sobre ‘Campo Visual’, que acumula casi 2.000 suscriptores.

Herreros defiende caminar «como una manera humilde, sencilla y lenta de desplazarse» en una sociedad en la que priman consignas de velocidad, productividad, eficacia y eficiencia para afrontar una actividad febril.

Mujeres solas

En el capítulo ‘Pasear sola’ constata que las mujeres han sido, a lo largo de la historia, «un sujeto secundario en el espacio público», ya que en muchos lugares del mundo ha estado vetado que saliesen solas a caminar en determinados momentos, y aún sucede en algunos países.

El peso de la tradición y de la cultura también ha impedido pasear solas a las mujeres, pero, especialmente, la inseguridad y el miedo ante la amenaza latente de una agresión sexual ha condicionado esas caminatas femeninas en solitario.

En su ensayo incluye estudios y encuestas realizadas a mujeres en diferentes países y de distintas culturas, que reflejan datos «alarmantes» de mujeres jóvenes que se sienten inseguras en el espacio público.

Además, ha dedicado otro capítulo entero al reto de conseguir un camino en la naturaleza o lograr pasear lentamente cuando muchas de las ciudades no están pacificadas.

«El diseño urbano de las ciudades en la actualidad no permite la ‘caminabilidad’, porque muchas de sus zonas están vendidas a la iniciativa privada. Las aceras están ocupadas por terrazas o son estrechas, no son accesibles, ni son humanas», ha reflexionado.

A su juicio, el diseño de muchas ciudades españolas es muy «cochecentrista», por lo que, desde que camina más habitualmente por espacios urbanos, se ha convertido en «una radical del espacio público».

Tiempo y salud para pasear

Esa falta de espacio para el peatón también la ha percibido en los entornos naturales, porque en ocasiones los senderos se interrumpen por fincas privadas y no respetan la servidumbre de paso.

Así, ha reflejado estas situaciones en el capítulo ‘Caminar y allanar el camino’, con ejemplos de personas que se han dedicado a «despejar el camino».

Pasear los barrios de Madrid le ha permitido desentrañar su realidad y entender mejor los problemas de sus vecinos, algo imposible cuando se pasa en coche a toda velocidad.

Esta periodista ha reconocido que, para pasear, hay que contar con «el privilegio del tiempo y la salud», por lo que, para ella, el paseo diario, por placer y sin una finalidad funcional, es su ideal vital para el futuro.