Ante la espantada de Trump, dinero europeo y audacia ucraniana contra los shaheds rusos

Un bombardeo ruso contra un edificio residencial en Járkov en agosto de 2024. EFE/ Rotyslav Averchuk

Kiev, 2 jul (EFE).- Donald Trump prometió poner fin al ciclo de muerte y destrucción provocado por la invasión rusa de Ucrania, pero la guerra no ha hecho más que recrudecerse, y mientras que el presidente estadounidense no ha logrado aún imponer al Kremlin un alto el fuego, deja a Kiev sin el armamento apalabrado que necesita urgentemente para defenderse.

Un dato de la ONU ilustra con claridad el problema: 209 civiles ucranianos perdieron la vida en ataques rusos en abril de 2025, el mes con más muertes de no combatientes en esta guerra desde septiembre del año pasado. Más de un millar de ucranianos, además, resultaron heridos en abril de este año.

Muchos de estos muertos y heridos fueron víctimas de los drones Shahed rusos, una tecnología transferida por Irán al comienzo de la guerra que Moscú ya produce en serie.

Además de incrementar el número de Shahed que utiliza en cada ataque, Rusia ha recurrido a nuevas tácticas -como hacerlos volar a más altitud y lanzar simultáneamente decenas de réplicas sin carga explosiva para confundir al enemigo- para burlar unas defensas ucranianas que han pasado de interceptar el 100 % de los drones en cada ataque a neutralizar poco más del 80 %.

A la mejora de las técnicas rusas se suma la creciente escasez de municiones en el lado ucraniano.

Cuando los drones volaban a menor altitud podían ser derribados con ametralladoras que no alcanzan a los Shahed cuando éstos entran al espacio aéreo ucraniano a dos kilómetros del suelo, por lo que se precisan misiles, una munición mucho más cara y difícil de obtener.

A esta escasez contribuye la política hacia Kiev adoptada por Trump, que envió recientemente a Oriente Medio 20.000 misiles anti-drones que el expresidente Joe Biden se había comprometido a mandar a Kiev.

Según ha trascendido, Washington también ha decidido parar los envíos ya pactados con Kiev por la anterior administración de misiles antiaéreos y otros tipos de armamento.

Dinero europeo ante la espantada de EEUU

Para hacer frente a este déficit, Kiev ha desarrollado sistemas radioelectrónicos de intercepción que hacen perder el rumbo y caer sin provocar daños a un número significativo de drones en cada uno de estos ataques.

Según dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el mes pasado, el Ejército ucraniano también ha empezado a emplear drones interceptores que derriban a sus pares enemigos desde el cielo a un coste menor que el de los misiles.

Todas estas innovaciones toman cuerpo en Ucrania a una velocidad vertiginosa gracias, en buena parte, al dinero que están inyectando los países europeos.

Con una industria militar incapaz por el momento de hacer frente a la creciente demanda que surge de Ucrania, los europeos apuestan por contribuir con dinero a un sector de la defensa ucraniano que puede aportar al continente el dinamismo, la competitividad y la experiencia real en condiciones de guerra de las que Europa carece.

Inteligencia artificial contra los Shahed

Con su modelo único de cooperación público-privada, ingenieros ucranianos han desarrollado bajo el nombre de ‘Centinela del cielo’ un cañón controlado con inteligencia artificial que dispara de forma automática a cualquier objetivo que entre en su rango de acción y es capaz de derribar tanto Shahed como misiles de crucero subsónicos.

Este sistema ya ha empezado a derribar drones rusos y debe empezar a producirse en serie con la ayuda de las donaciones que recaudan, entre otros, plataformas como la gubernamental United24, que pide fondos en su web para poner fin a “la pesadilla interminable” que supone para millones de ucranianos el vuelo de los Shahed que les despiertan cada noche y ya han matado o herido a centenares de compatriotas.

La destrucción que causan los Shahed en edificios de viviendas es evidente después de muchos ataques en el lugar de la caída, donde los vecinos afectados contemplan con desolación los daños causados o lloran desconsolados por la muerte de un ser querido.

Otra consecuencia menos mediatizada de la pérdida de efectividad en las interceptaciones son los impactos contra instalaciones militares, fábricas que suplen al Ejército ucraniano u otras infraestructuras relacionadas con el esfuerzo de guerra de Kiev, que debe proteger mejor este tipo de instalaciones para seguir haciendo frente al invasor ruso en la línea del frente.

Marcel Gascón