La Paz, 26 jun (EFE).- El presidente de Bolivia, Luis Arce, aseguró que el excomandante del Ejército Juan José Zuñiga “reconoció” en una carta publicada este jueves, desde la cárcel, que los hechos del 26 de junio de 2024 constituyeron un intento de golpe de Estado, al conmemorarse un año de la asonada militar que encabezó.
Un manuscrito atribuido al exjefe militar, quien cumple detención preventiva en una cárcel en el centro del país, fue difundido en redes sociales y citado por Arce durante un discurso que el gobernante dio en el aniversario de una organización de campesinos.
“Hace un año, valientes soldados y militares evitamos un enfrentamiento entre hermanos bolivianos. No hubo disparos, no hubo sangre, no hubo violencia. Sin embargo, nos criminalizaron sin conocer la verdad”, dice Zuñiga en el texto.
El militar destituido señaló que, tras el suceso del 26 de junio del año pasado, varios militares se convirtieron en “enemigos públicos” y “trofeos políticos”.
“Yo hablé lo que muchos callan. Yo actué donde otros se arrodillan”, menciona.
También denuncia que “montaron una falsa narrativa de ‘golpe de Estado’, en la que violaron la ley, inventaron pruebas y ejecutaron el libreto de un gobierno cobarde y abusivo”.
“Aquel 26 de junio no fue un intento, ni mucho menos un golpe de Estado. Fue un grito. Un grito de libertad: fuerte, valiente e inevitable”, agrega el exjefe militar.
Asimismo, asegura que “ese día marcó un quiebre” que el pueblo “no olvida”, ya que “no fue una amenaza, fue una advertencia de que Bolivia no tolerará más traiciones, humillaciones ni saqueos”.
Al respecto, Arce afirmó que la carta de Zuñiga “es una confesión del golpe de Estado”.
El jefe de Estado sostuvo que el 26 de junio de 2024 “fue un momento en que las Fuerzas Armadas se alzaron contra el pueblo”.
“Hubo (un intento de) golpe de Estado. Lo confesó aquí en su nota de hoy. Recordaba yo, y ahí estuvieron las organizaciones sociales; el pueblo vino a defender la democracia ese día”, recalcó Arce.
Hace un año, un contingente militar liderado por Zuñiga interrumpió la tranquilidad de la céntrica Plaza Murillo —donde se concentra el poder Ejecutivo y Legislativo de Bolivia— y destruyó con un tanque la puerta principal del Palacio Quemado, antigua sede de Gobierno.
Después de que Arce relevó al alto mando militar ese mismo día, Zuñiga y las tropas se replegaron y el excomandante fue detenido.
Durante su aprehensión, acusó a Arce de haber ordenado la acción militar para “levantar su popularidad”, en un momento en que varios sectores sociales alistaban protestas contra el Gobierno.
El exjefe militar ratificó esa versión hace dos meses, desde la cárcel, en entrevistas concedidas a un medio argentino y otro boliviano, enfatizando que “para nada hubo un intento de golpe de Estado”, sino que se limitó a cumplir “una orden” surgida de una conversación con Arce.
Por los hechos ocurridos hace un año, se procesó judicialmente a más de una veintena de militares de distinto rango y a un civil de más de 70 años, señalado supuestamente como el “autor intelectual” de la asonada militar. Todos fueron acusados por terrorismo, alzamiento armado y otros delitos.
La mitad de los acusados fueron detenidos preventivamente, mientras que el resto obtuvo detención domiciliaria o se benefició con el sobreseimiento del proceso.
Hace poco, algunos recibieron una sentencia de dos años de cárcel tras someterse a un proceso abreviado en el que aceptaron los cargos, pero que, según la legislación boliviana, no amerita prisión efectiva al tratarse de una pena menor.