(añade declaración de la acusada, foto y petición de abogados)
Berlín, 25 mar (EFE).- El juicio contra la exmiembro de la banda terrorista alemana de ultraizquierda Fracción del Ejército Rojo (RAF) Daniela Klette, detenida en febrero de 2024 en Berlín después de tres décadas en busca y captura, por los robos cometidos mientras se hallaba en la clandestinidad, arrancó este martes en Celle (norte de Alemania) en medio de fuertes medidas de seguridad.
Klette fue trasladada desde la prisión de mujeres de Vechta, a unos 140 kilómetros de distancia, en un furgón escoltado por varios vehículos policiales, mientras que las calles cercanas al juzgado fueron cortadas al tráfico y la entrada vigilada por policías con armas automáticas, según informaron los medios.
Aunque el responsable del proceso es el Tribunal de Verden, por el momento Klette se sentará en el banquillo en el edificio de la Audiencia Territorial de Celle, que dispone de instalaciones de alta seguridad.
Están planeadas 56 sesiones en las que declararán al menos 12 testigos.
Tanto fuera como dentro del tribunal había simpatizantes en apoyo de Klette, que durante la lectura de su propia declaración, dijo ser “consciente de su situación”.
La mujer, de 66 años, se enfrenta a trece cargos de robo con agravante y extorsión y a uno de asesinato en grado de tentativa en relación con un asalto a un furgón blindado en Stuhr, en el estado federado de Baja Sajonia, en el que uno de los autores disparó contra la puerta del copiloto del vehículo, según informó en noviembre a EFE el fiscal jefe de Verden, Martin Schanz.
Todos estos atracos fueron cometidos presuntamente entre 1999 y 2016 por el trío compuesto por Klette y sus antiguos compañeros de la RAF Burkhard Garweg y Ernst-Volker Staub, que siguen en busca y captura, para financiar su vida en la clandestinidad.
El grupo, que fue bautizado por los medios como “los pensionistas de la RAF”, debido a la edad de sus integrantes, logró hacerse según la acusación con más de 2,7 millones de euros en efectivo.
El equipo de abogados de Klette no ha rebatido su implicación en los atracos, pero han destacado que no hay pruebas sobre su presencia o sobre su papel en todos ellos.
Los letrados han exigido en una moción el archivo del proceso y el levantamiento de la orden de arresto, alegando que un proceso justo y legal es imposible. A la espera de una decisión al respecto, han pedido la suspensión del juicio ante la ingente cantidad de archivos que deben estudiar debidamente.
“Se trata de demonizar al cliente”, dijo uno de los abogados, según la radiotelevisión NDR. Temen un juicio político pese a que, alegan, no se ha demostrado la pertenencia de Klette a la RAF.
La propia Klette afirmó en su declaración que “se está difundiendo deliberadamente la imagen de una banda de ladrones dispuestos a matar”, afirmó citando a su supuesto cómplice Garweg.
A su juicio, se trata de ajustar cuentas con la historia de la resistencia. Sin embargo, no se dejará influenciar en su rechazo al “capitalismo y al patriarcado”, aseguró.
Detención inesperada
Tras 35 años en busca y captura, la policía detuvo el año pasado a Klette en una vivienda en Berlín donde había residido al menos durante los últimos 20 años bajo una identidad falsa, tras una investigación propiciada por indicios recibidos de la población.
En los últimos años, la exmiembro de la RAF, en cuya vivienda fueron encontradas varias armas, había sido poco cuidadosa y había subido fotos a redes sociales, en las que se la veía por ejemplo participando en las actividades de un grupo de Capoeira en Berlín.
Klette no es sospechosa de haber cometido ningún asesinato, pero la Fiscalía del Estado alemana la está investigando por presunta complicidad en tres atentados cometidos por la RAF entre 1990 y 1993, contra un edificio de Deutsche Bank, la embajada estadounidense en Bonn y una prisión en construcción, en lo que constituirá un proceso aparte.
La RAF, también conocida como el grupo Baader-Meinhof por el nombre de sus dirigentes más famosos -Andreas Baader y Ulrike Meinhof-, mató a 34 personas hasta su disolución en 1998, entre ellas el industrial Hans Martin Schleyer o el fiscal federal Siegfried Buback.
