Arranca la temporada de avistamiento de la ballena jorobada en las costas panameñas

Fotografía de archivo de ballenas jorobadas en el océano Pacífico. EFE/MAURICIO DUEÑAS

Ciudad de Panamá, 23 jul (EFE).- Julio marca el inicio en las costas panameñas de la temporada de avistamiento de la ballena jorobada, una de las especies «más visibles y carismáticas» que llega desde el Pacífico Sur para reproducirse y dar a luz» y contribuir a la conservación marina y al turismo sostenible en Panamá.

Así lo dijo este miércoles Digna Barsallo, directora nacional de Costas y Mares del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) con motivo de conmemorarse este 23 de julio el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines.

«Este fenómeno natural atrae a turistas nacionales e internacionales, generando beneficios económicos directos para comunidades costeras y operadores turísticos», afirmó Barsallo, según un comunicado de MiAmbiente.

En Panamá, destaca la entidad, las ballenas y delfines han sido identificados como «especies de protección nacional, ya que son vitales para mantener la salud del mar, gracias a sus funciones ecológicas y al impacto positivo que generan en las comunidades costeras a través del turismo de observación responsable».

Añade que estas especies regulan la cadena alimenticia marina y estimulan la biodiversidad al movilizar nutrientes, ayudando a mantener sanos los ecosistemas acuáticos.

En ese sentido, la doctora Lissette Trejos, coordinadora de la Clínica Veterinaria de Fauna Silvestre de MiAmbiente, señala que ambos aportan nutrientes esenciales como hierro y nitrógeno que permiten el crecimiento del fitoplancton, responsable de más del 50 % del oxígeno que se respira, y «ayudan a mitigar el cambio climático al capturar y almacenar carbono en el fondo del mar».

Avistamiento en Panamá

El Ministerio de Ambiente explica que el clima influye en la presencia de la ballena jorobada en razón de que su migración desde el Pacífico Norte y Sur responde a los cambios estacionales, ya que con la llegada del invierno en sus zonas de origen estas especies se desplazan hacia aguas cálidas como las panameñas.

Es así que las ballenas jorobadas «pueden observarse de diciembre a abril (poblaciones del norte), entre junio-julio y octubre (poblaciones del sur), siendo estas últimas las que permanecen más tiempo».

Estas especies pueden ser avistadas a lo largo de la costa pacífica panameña, siendo Pedasí, en la provincia de Los Santos, uno de los principales puntos, por su cercanía con los Refugios de Vida Silvestre Isla Iguana y Pablo Arturo Barrios.

También se organizan grupos en Búcaro y Tonosí para ofrecer este servicio. Otros sitios son Boca Chica (Bahía de los Muertos y Parque Nacional Marino Golfo de Chiriquí), Parque Nacional Coiba, el Golfo de Montijo y Santa Catalina, en Veraguas y Archipiélago de las Perlas en Panamá.

En el Caribe, se encuentra el Archipiélago de Bocas del Toro, especialmente la Bahía de los Delfines.

De igual forma, según la entidad ambiental, «todo el Pacífico panameño es hábitat potencial, ya que los cetáceos se mueven según la disponibilidad de alimento y zonas seguras».

Equilibrio ecológico y capacitación

El Ministerio de Ambiente señala que trabaja en potenciar el equilibrio ecológico con capacitaciones a operadores turísticos, monitoreos de campo y la aplicación del código de conducta para el avistamiento responsable, basándose en una norma que regula distancias, tiempos y comportamiento de las embarcaciones frente a los cetáceos.

Estas acciones también apoyan la diversificación económica de las comunidades y reducen la presión sobre recursos marinos.

A su vez, el Proyecto de Megafauna de la Dirección de Costas y Mares se encarga de monitorear la presencia de estos mamíferos y el uso de los sitios, con el fin de «identificar áreas de importancia biológica y brindar mayor protección para el aprovechamiento de sus servicios ecosistémicos», según la información oficial.