Buenos Aires, 26 abr (EFE).- “Lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque no terminamos de dimensionar y comprender su liderazgo internacional”, dijo este sábado el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, en la emotiva misa exequial por el papa Francisco celebrada en la catedral de la capital argentina.

Ante unas 15.000 personas, el arzobispo de Buenos Aires, cargo que tuvo Francisco antes de ser papa, ofició una ceremonia en la que estuvo acompañado por los cuatro obispos auxiliares: los monseñores Iván Dornelles, Alejandro Pardo, Alejandro Giorgi y Pedro Cannavó; así como por otros obispos de las Diócesis de Argentina y sacerdotes de la Arquidiócesis de Buenos Aires.

“Francisco como buen padre fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles, tuvo predilección por los últimos, por los marginados, por los enfermos, por los descartables de la sociedad”, agregó el arzobispo.
Luego procedió a dar la comunión a los concurrentes, entre los que se encontraban la vicepresidenta de Argentina, Victoria Villaruel; el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri; y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el peronista Axel Kicillof.
El presidente Javier Milei, su hermana Karina, como secretaria general de la Presidencia, y una delegación de ministros acudieron a Roma para asistir al funeral celebrado este sábado en el Vaticano.
Los honores al pontífice continuarán en Buenos Aires con una procesión que partirá de la Plaza de Mayo y recorrerá algunos lugares emblemáticos de la capital y otros espacios que fueron importantes para Jorge Mario Bergoglio, el sacerdote argentino que llegó a sumo pontífice.