Cartagena (Colombia), 4 jun (EFE).- La carrera por la Presidencia de Colombia en 2026 tuvo su arranque informal este miércoles durante el primer día de la LIX Convención Bancaria, que durante tres días se celebra en Cartagena de Indias.
La jornada concluyó con el primer debate de aspirantes presidenciales, cuyo mensaje central se enfocó en la necesidad de preservar el equilibrio de poderes que ha mantenido la nación.
Esto debido a la polémica causada por la decisión del presidente Gustavo Petro de convocar vía decreto una consulta popular sobre la reforma laboral, metodología que, a juicio de los políticos, va en contra de la Constitución pues el Senado, que es quien debe autorizarla, ya rechazó esa posibilidad.
«Con el decreto hay un quiebre institucional, pero la democracia colombiana no sólo sobrevivirá, sino que prevalecerá», dijo Alejandro Gaviria, exministro de Educación durante los primeros seis meses del gobierno de Petro.
El empresario Santiago Botero aseguró por su parte que en Colombia existe «una guerra de poderes de diferentes partidos porque tienen susto de que el presidente coja recursos para elegirse (…) Creo que hoy no hay una democracia; esto es una falacia donde todos son una partida de mentirosos».
El excontralor de la República Carlos Felipe Córdoba dijo que no está de acuerdo con saltarse la legalidad del país. A su juicio, si el presidente quiere impulsar la consulta popular, «que lo haga como debe: acudiendo al Congreso de la República».
Sin embargo, María José Pizarro, senadora del Pacto Histórico, el partido de gobierno, consideró importante «hacer memoria», y aseguró que el movimiento político del mandatario ha sufrido «constantes trampas» a la hora de debatir las reformas propuestas por el Ejecutivo.
La campaña presidencial empezó a tomar impulso el pasado sábado con el inicio de las inscripciones de candidatos por firmas para la primera vuelta electoral que se llevará a cabo el 31 de mayo de 2026.
La economía, principal cuello de botella

Este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) redujo la perspectiva de crecimiento del PIB de Colombia para 2025, que pasó de 2,7 a 2,5 % debido a una posible ralentización del consumo y las exportaciones, motivado por la desaceleración económica global y el impacto de los aranceles promovidos por el presidente estadounidense, Donald Trump.
Al respecto, el exdirector del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) Juan Daniel Oviedo, también aspirante presidencial, resaltó que el centro del conflicto que vive el país «es financiero».
«Lo que tenemos es un rebote del consumo que hay que cuidar, y acompañarlo con un incentivo a la inversión. Nadie habla de eso en este momento», expresó.
El exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa dijo que no hay ninguna razón para que México exporte más de 500.000 millones de dólares anuales a Estados Unidos, mientras que Colombia solo exporta alrededor de 16.000 millones de dólares, cuando está «más cerca de la costa este de EE.UU.».
Otro tema abordado por los aspirantes presidenciales fue la situación fiscal.
«Hoy tenemos un derroche que se compensa con unos impuestos que los colombianos no tenemos cómo pagar», manifestó el exsenador Ricardo Árias.
Oviedo afirmó que el próximo presidente tendrá que «llegar a gobernar con la olla raspada y demostrar que podemos hacer cosas con lo que hay», mientras que Pizarro enunció que la prioridad del sucesor de Petro debe ser bajar la deuda pública para superar el déficit fiscal.
Retos clave
Antes del debate político, el presidente del Centro de Estudios Económicos ANIF, José Ignacio López, recalcó que Colombia debe tener una «obsesión enorme» con la productividad, así como enfocarse en el crecimiento económico.
Además, sostuvo que no se puede «romantizar en exceso» la economía popular. «Necesitamos empresas más grandes y que los emprendimientos de los colombianos crezcan», aseguró.
López también cuestionó «qué tan en sintonía estamos» con el problema fiscal de la nación. Esto teniendo en cuenta que Colombia enfrenta una deuda que sobrepasa el 60 % del PIB y el pago de intereses más alto de su historia.
«Es un margen fiscal muy apretado para construir gobernabilidad», aseveró.
Por su parte, el exministro de Hacienda José Antonio Ocampo señaló que los temas más delicados que enfrentará el próximo presidente en la parte fiscal son el servicio de la deuda, que está dos puntos porcentuales del PIB por encima del nivel prepandemia, y los gastos de funcionamiento, que han subido cuatro puntos porcentuales del PIB.
Ocampo reprochó que Latinoamérica sólo invierte el 0,6 % del PIB en ciencia y tecnología, cifra que catalogó como una vergüenza. «La inversión de Colombia es del 0,3 %, la décima parte de lo que invierte un país desarrollado», concluyó.