Astronomía de guerra: Cómo seguir haciendo ciencia entre alarmas de bombardeos y recortes

La doctora Daria Dobrycheva (i), del Departamento de Astronomía Extragaláctica y Astroinformática del Observatorio Astronómico Principal de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania durante la entrevista con la Agencia EFE con motivo de su participación en la IAC Summer School, II EDUCADO Training School. EFE/Ramón de la Rocha

Cristina Magdaleno Galdona

La Laguna (Tenerife), 18 jun (EFE).- En medio de cortes eléctricos, alarmas antiaéreas y unos presupuestos raquíticos por culpa de la guerra, la astrofísica ucraniana Daria Dobrycheva continúa observando el universo y formando a nuevas generaciones de científicos desde Kiev: «Si fuéramos al refugio cada vez que suena la alarma, no tendríamos vida», resume.

Dobrycheva, investigadora senior en el Departamento de Astronomía Extragaláctica y Astroinformática del Observatorio Astronómico Principal de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, participa esta semana en La Laguna en la escuela de verano organizada por el programa europeo de colaboración científica Educado, que lidera el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

En una entrevista con EFE y el periódico El Día, Dobrycheva y el investigador eslovaco Peter Tino, profesor de Sistemas Complejos y Adaptativos en la Universidad de Birmingham, resaltan la importancia de mantener abierta la colaboración internacional en un contexto de crisis.

«Es la mejor manera de construir la Europa del futuro», reflexiona Peter Tino, quien también forma parte del Instituto Alan Turing de Reino Unido, centrado en ciencia de datos e inteligencia artificial.

Preguntar todas las mañana si tus compañeros viven

La doctora Daria Dobrycheva, del Departamento de Astronomía Extragaláctica y Astroinformática del Observatorio Astronómico Principal de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, durante la entrevista con la Agencia EFE con motivo de su participación en la IAC Summer School, II EDUCADO Training School. EFE/Ramón de la Rocha

Dobrycheva, que desarrolla su actividad desde la capital ucrania, Kiev, relata que los ataques aéreos se han convertido en parte de su rutina y muestra como ejemplo una fotografía reciente que le ha enviado su hermana en la que aparece un edificio bombardeado y en llamas, cerca de su casa.

Por las mañanas, afirma, lo primero que hace es escribir a sus colegas para preguntar si están vivos.

«Nos hemos adaptado. No tenemos otra opción», expresa.

La guerra ha destruido infraestructuras esenciales para la investigación, como uno de los radiotelescopios más grandes del mundo, situado en la región de Járkov, resalta la astrofísica, que en cualquier caso celebra que precisamente la astronomía puede trabajar con datos captados desde observatorios internacionales, de manera que tienen cierto margen para continuar investigando.

«No necesitamos estar físicamente en el laboratorio, como en ramas como la biología o la química. Podemos seguir trabajando con datos disponibles al alcance de internet», explica.

El sueldo, a mitad

La doctora Daria Dobrycheva (i), del Departamento de Astronomía Extragaláctica y Astroinformática del Observatorio Astronómico Principal de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania y el doctor Peter Tino (d), de la Universidad de Birmingham, durante la entrevista con la Agencia EFE con motivo de su participación en la IAC Summer School, II EDUCADO Training School. EFE/Ramón de la Rocha

Las dificultades y obstáculos con los que lidia Dobrycheva se extienden también a la financiación y explica que actualmente la inversión en ciencia en Ucrania es mínima: apenas un 0,17 % del PIB, expresa.

«Aunque ya ocurría antes de la guerra», matiza.

En su instituto, apenas se puede pagar el 50 % de los salarios, pues el resto del presupuesto se destina a mantener la electricidad, el agua y la conexión a internet.

«Hay una falta de comprensión por parte del gobierno y la política de lo que representa la investigación científica”, lamenta la investigadora, que en esta situación no renuncia a seguir organizando actividades de divulgación para estudiantes ucranianos.

«Queremos que sepan que todavía pueden dedicarse a la ciencia. Incluso en plena guerra una niña se conectó a una charla pública desde una tienda con generador porque en su casa no había electricidad. No quería perdérsela», señala como ejemplo.

Labor científica con jóvenes doctorados

Tanto Peter Tino como Dobrycheva, a través de Educado, trabajan junto a jóvenes doctorados para abordar uno de los retos más complejos del modelo cosmológico actual: la detección y estudio de galaxias enanas.

«La idea de Educado es hermosa, con doctorandos que se mueven entre instituciones en Europa, que se encuentran y se forman juntos», destaca Peter Tino.

«La astronomía ahora tiene una cantidad enorme de datos, y ya no es posible analizarlos como antes. Necesitamos nuevas herramientas, pero no basta con aplicar algoritmos: hay que incorporar el conocimiento del astrónomo», defiende el investigador eslovaco.

El trabajo de Dobrycheva incluye también la búsqueda de exocometas (cuerpos helados más pequeños que los exoplanetas), y antes de la guerra apunta que participaba en un ambicioso proyecto de búsqueda de estos cuerpos mediante técnicas de inteligencia artificial.

“Son muy difíciles de detectar porque su tránsito no es simétrico, pero son fundamentales para entender cómo se forman las atmósferas. Al estar compuestos por hielo y caer sobre planetas jóvenes, este material comienza a fundirse y a ser capturado por la gravedad, dando lugar a atmósferas que podrían favorecer la aparición de vida», explica.

Para Dobrycheva, comprender este proceso es clave para entender la vida tanto en objetos grandes como galaxias, como en cuerpos pequeños como los exocometas. Su equipo, concluye, ya ha logrado identificar cinco candidatos.