Beirut, 17 abr (EFE).- Al menos 190 personas han muerto y otras 485 han resultado heridas en ataques israelíes contra el Líbano desde la entrada en vigor del alto el fuego que puso fin a más de un año de conflicto el pasado noviembre, denunció este jueves el Gobierno libanés.
Desde su implementación el 27 de noviembre de 2024, el Estado judío ha violado las estipulaciones del cese de hostilidades en 2.740 ocasiones, mientras que sus acciones han matado a 190 personas en territorio libanés, dijo en rueda de prensa el ministro de Información del Líbano, Paul Morcos.
El titular no ofreció detalles sobre las identidades de las víctimas ni su afiliación, aunque esta misma semana la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos situó en 73 el número de civiles fallecidos en el Líbano en los últimos cinco meses, al menos siete de ellos niños.
En su comparecencia al término de una reunión del Consejo de Ministros, Morcos también reconoció que el Ejército enfrenta dificultades “significativas” a la hora de cumplir con su misión de asumir la seguridad en el sur del país, si bien aseguró que lograrán completarla sin demoras.
Preguntado por la cooperación del grupo chií libanés Hizbulá, que controlaba de facto la región meridional y debe retirarse como parte del pacto con Israel, Morcos afirmó que “el mayor desafío es la continuada ocupación israelí y sus ataques repetidos”, sumado a una falta de recursos económicas y técnicos.
“No hay otros obstáculos que estén impidiendo al Ejército continuar con su despliegue más allá de los que he mencionado”, aclaró.
Israel aún está presente en cinco áreas del sur del Líbano pese a que el acuerdo de alto el fuego estipulaba el final de la ocupación que lanzó el pasado octubre durante el punto álgido de la guerra, mientras que paralelamente ha seguido llevando a cabo bombardeos contra el territorio libanés.
Este mismo jueves, un dron israelí acabó con la vida de una persona cuando viajaba en una motocicleta por la localidad sureña de Aitaroun, lo que elevó a cuatro el número de fallecidos en las últimas 48 horas, según datos oficiales.
Todo ello se produce mientras las autoridades libanesas se preparan para comenzar un supuesto diálogo con Hizbulá para acordar el desarme del movimiento, el único local de envergadura que no depuso las armas tras la guerra civil finalizada en 1990.
