Javier Herrero.
Madrid, 7 oct (EFE).- Después de 40 años de hacer más «sólida» la conciencia del pasado común con la tradición cubana, en su nuevo disco Santiago Auserón mira al otro lado, «a la frontera este» que representa Grecia y recuerda así a muchos que «España es un país de integración de culturas esencialmente mestizo en toda su historia».
«Cuando hablan de priorizar a inmigrantes con afinidad cultural, ¿a qué afinidad se refieren? ¿A los visigodos, a los musulmanes o a los griegos?», se ha preguntado en una entrevista con EFE este Premio Nacional de Músicas Actuales ante una de las propuestas del PP y tras apostar él mismo toda su carrera por destacar las múltiples raíces de este país, muchas «de ida y vuelta».
Convencido de que hablar de afinidades culturales en el caso de España es «una rosa de los vientos», ha destacado que, en su opinión, «el milagro es que toda esa variedad atávica de las Españas a durísimas penas se haya unificado en esfuerzos, emociones y folclores».
«Sería una lástima malograr eso después de tanta pena», ha subrayado Auserón (Zaragoza, 1954) ante la supuesta creciente preocupación popular por la inmigración, algo que para él es en realidad «márketing para ganar voto y a través de ello capitalizar».
Sobre el encuentro intercultural canta en ‘El color del alma’, uno de los 9 temas de ‘Narantzi’ (La Huella Sonora), el álbum que publica este viernes y en el que ha incluido temas de composición propia y clásicos griegos del siglo XX adaptados por él, haciendo suyo el rebetiko popular y la balada mediterránea.
«Llevo 40 años de interiorizar a fondo el canto en nuestra lengua natal en boca de negros y mulatos, pero yo, que me doctoré con una tesis sobre la música en la Antigua Grecia, echaba de menos no haber ido a conocer la Grecia actual, y allí encontré una profundidad insonsable y algo muy fuerte, la frontera opuesta, la frontera este», explica sobre este giro.
De esa tradición le han deslumbrado para empezar el «exotismo de los ritmos impares» que allí aún se conservan, también la melodía, «con una profundidad mayor», así como su capacidad para «integrar los influijos internacionales desde la propia tradición afrocubana hasta el jazz, el blues…».
«Y luego una poesía muy profunda, que responde a las penalidades de su historia durante siglos y que aporta una sensibilidad muy especial, con una intensa y palpitante relación entre poetas y canciones populares», señala, ante una lengua «que lleva siendo casi la misma durante 4.000 años y tiene palabras con una gravedad que, cuando nombras algo, casi lo tocas».
Grabado en los 133 Studios de Atenas, en su elaboración ha colaborado con el maestro del buzuki Vaggelis Txeretas y con el cantante y guitarrista Theodoros Karellas, así como con la española Anni B Sweet en la adaptación del clásico griego ‘To minore tis afyís, traducido como ‘Alborada en tono menor’.
«Tenemos una amistad que viene de hace años, intercambiando lecturas por ejemplo, y grabando el tema me di cuenta de que el tema me recordaba a la música barroca española Y que una voz femenina le daría más profundidad, una voz con un tono muy peculiar como la suya, que además me ayudara a proyectar este material a otra generación», argumenta sobre su llamada a la artista malagueña.
En su intento de «extender más la conciencia de nuestros vínculos, que son reales», como hizo con Cuba, el álbum lo ha titulado con la palabra griega para la naranja, que a su vez viene de un térmio persa que se ha filtrado a muchas lenguas, incluido el español, donde esa fruta también emblemática.
Ahora se prepara para la gira, ocho conciertos de distintos tamaños que arrancará el 24 de octubre en el Auditorio Mar de Vigo, y en el que planea tocar el repertorio completo del álbum, alguna tema en griego que no pudo adaptar por cuestiones editoriales y, quién sabe, «quizás algún tema de Radio Futura o Juan Perro para ver cómo suena» en manos de sus acompañantes griegos.