Antonio Torres del Cerro
París, 13 jun (EFE).- La tercera Cumbre de los Océanos de la ONU (UNOC3) echó el telón este viernes en Niza (Francia) con avances notables en temas como la protección de las aguas internacionales, pero empañada por la ausencia de los Estados Unidos de Donald Trump.
Tras cinco días de una Cumbre que reunió a 64 jefes de Estado y de Gobierno, 115 ministros, 175 Estados representados y 28 responsables de organismos internacionales, los coorganizadores Francia y Costa Rica se felicitaron de que el acuerdo de protección de biodiversidad en aguas internacionales (BBNJ, por sus siglas en inglés) esté prácticamente ratificado, dando por hecho que se alcanzará el mínimo de 60 Estados.
Este instrumento abre la puerta para que más del 60 % de la superficie de los océanos deje de ser «el salvaje oeste» y esté protegida de la pesca o la minería submarina. Así, el objetivo de blindar el 30 % de los mares hasta 2030 quedaría más cerca.
Con los compromisos anunciados en Niza por diferentes países, las zonas protegidas mundiales pasan del actual 8,4 % al 11 %, según datos de la organización.
«Esta Cumbre ha reforzado el multilateralismo en respuesta a la actitud aislacionista de la administración de Donald Trump», juzgó en declaraciones a EFE, Eléonore Caroit, la diputada francesa de origen dominicano encargada de convencer a líderes parlamentarios de otros países para que ratifiquen el BBNJ en Niza.
En la clausura de la cita, la presidencia francesa desveló que China validará el acuerdo que ya había aprobado en la ONU en septiembre de 2023, aunque sin precisar una fecha.
«Está claro que el BBNJ no hubiese funcionado sin China. Queda demostrado que podemos tejer alianzas con países con los que no compartimos la misma visión del mundo», declaró Olivier Poivre d’Arvor, enviado especial del presidente francés, Emmanuel Macron, para la UNOC3.
Poivre d’Arvor recordó que del gigante asiático envió a su vicepresidente a la Cumbre, mientras que Estados Unidos se contentó con dos observadores. Fuentes oficiales de Washington consideraron que no tenía sentido su participación por no compartir los objetivos globales de sostenibilidad.
Si este tratado finalmente se ratifica, se celebrará una cumbre en 2026 para escoger la sede que pilotará el BBNJ. Las dos candidatas son Valparaíso (Chile) y Bruselas.
Otro de los avances ha sido el de la declaración en favor de un tratado mundial para frenar la producción de plástico. En Niza, al menos 96 países apoyaron un texto que urge a cerrar un acuerdo global el próximo agosto en Ginebra (Suiza), a pesar de las reticencias de potencias petroleras como Arabia Saudí, Irán y Rusia.
La contaminación por plásticos es un desafío de envergadura para la preservación de los ecosistemas marinos -se calcula que entre 100.000 aves y mamíferos acuáticos mueren cada año por culpa de este material- y para la salud humana, con estudios que la relacionan con problemas del sistema endocrino.
Aunque de manera más modesta, otro logro atribuido a Niza es el de la moratoria a las actividades mineras submarinas, en un momento en el que Trump aprobó un decreto para explotar los fondos de los mares, incluso los que estén en las aguas internacionales. Al menos 37 países apoyan esa moratoria.
Entre otras iniciativas y alianzas, la UNOC3 también tiene en su haber el lanzamiento de la coalición de Alta Ambición para un Océano Silencioso, presentada durante la cumbre por Panamá y Canadá y primera de alcance mundial dedicada a reducir la contaminación acústica submarina producida por el transporte marítimo. Parte con 35 países, entre ellos los 27 de la UE.
Reducción de energías fósiles, en el cajón
En la cruz de la primera gran cita climática del actual Gobierno de Trump -la segunda será la COP30 en Belém (Brasil) en noviembre-, consta la ausencia de un pacto global para la reducción de las emisiones de energías fósiles y para el combate contra la pesca ilegal y la de arrastre.
También fueron tibias las promesas financieras. Entre las inversiones públicas, la UE anunció 1.000 millones de euros para su plan en favor de los océanos.
En un anuncio poco claro, la presidencia francesa habló de un fondo de 10.000 millones de euros anuales procedentes de una tasa mundial carbono al transporte marítimo ya aprobada este año por los miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI).
Poivre d’Arvor dio a entender que parte de esos fondos podrían ayudar a los planes de adaptación climática de los microestados del Pacífico, cuya supervivencia está en juego por culpa del cambio climático.
Estas islas han alzado su voz en Niza para denunciar la falta de agilidad en los préstamos y ayudas internacionales para su adaptación climática. El primer ministro de Tuvalu, Feleti Teo, contó que tardaron ocho años para recibir 40 millones de euros para mitigar la subida del nivel del mar.
La organización franco-costarricense consideró la UNOC3 un éxito de público, en comparación con las anteriores cumbres oceánicas de Lisboa (2022) y Nueva York (2017), y puso como ejemplo las 100.000 personas que en 11 días visitaron en Niza la exposición inmersiva ‘La Baleine’.