Roma, 16 mar (EFE).- El español Juan Ayuso, del UAE, se proclamó este domingo campeón de la Tirreno Adriático tras una semana en la que rubricó la gran victoria en la sexta etapa, la reina, y en la que aguantó el liderato en la esta última -en la que se impuso al esprint el italiano Jonathan Milan (Lidl-Trk)- espantando cualquier tipo de sorpresa que buscó sin éxito el neerlandés Mathieu Van der Poel en solitario.

Ayuso, que el año pasado finalizó segundo en esta competición, ganó esta 60ª edición de la ‘Carrera de los dos mares’ haciendo bueno su papel de favorito y superando en la general al italiano Filippo Ganna (INEOS).
Es el quinto español en ganar esta carrera, después de los éxitos de Herminio Díaz Zabala, Abraham Olano, Oscar Freire y Alberto Contador.
Ayuso, el diamante del ciclismo español nacido en Jávea, ganador también este año en la Drome Classic y el Trofeo Laigueglia, no permitió que nada le apartara del Tridente de Neptuno que acredita al campeón y, pese al intento de sorpresa del neerlandés Mathieu Van der Poel (Alpecin-Deceuninck), mantuvo la ‘Maglia Azzurra’ en el día señalado, agrandando su espectacular 2025.
El del UAE, ya consagrado como una realidad del circuito profesional y líder indiscutible en su equipo, sumó su segunda vuelta de máxima categoría después de la conseguida el año pasado en Itzulia, firmando una etapa para el recuerdo en Frontignano.
Van der Poel probó la gesta
Cuando comenzaron los 147 kilómetros entre Potenza Picena y San Benedetto del Tronto pocos pensaron que el título podía escapársele de entre las manos a Ayuso, dominador absoluto en la etapa reina con un ataque fulminante en el ascenso a Frontignano, el puerto decisivo con 7.6 kilómetros al 7.9% de pendiente, con un acelerón a falta de 3 kilómetros para la meta que le permitió culminar en solitario su andadura y encarrilar su gran victoria.
Solo hubo uno que de verdad intentó la gesta, que intentó dar la campanada en una jornada prevista al esprint y que, en realidad, en ningún momento corrió peligro real.
Apostó por una fuga temprana Van der Poel, con apenas 20 kilómetros recorridos y 127 por visitar con el único puerto de la jornada. Se sumaron junto al campeón neerlandés Kévin Vauquelin (Arkéa-B&B Hotels), Lucas Hamilton (Ineos Grenadiers), Bjoern Koerdt (Team Picnic PostNL) y Manuele Tarozzi (VF Group-Bardiani CSF-Faizanè).
Rondaron el minuto y media de ventaja, con el pelotón siempre rodando a buena velocidad para no dar alas a la fuga, que se vio sin fuerzas en cuanto comenzó el ascenso a Ripatransone, con 8.4 kilómetros al 4,7%.
Con el pelotón pisando los talones, a apenas 20 segundos, Van der Poel intentó espolear a la fuga sin éxito con todavía 97 kilómetros a meta. La diferencia era ya insalvable, cuestión de tiempo, pero no quiso renunciar en ese momento el neerlandés, autor de un ataque desesperado en solitario que, como esperado, murió tras solo 3 kilómetros, en plena subida.
La gloria fue para Ayuso
Aplacada la rebeldía de Van der Poel en le ascenso a Ripatransone, el pelotón cerró filas con 92 km por delante y aumentó la velocidad tras coronar el único puerto del día, comenzando el descenso que subió la velocidad de una carrera desde ese momento llana, con el esprint final previsto.
El final era lo de menos. El campeón estaba sentenciado. Todo controlado por el español. Los velocistas se prepararon y, para sorpresa de pocos, fue Milan el que se impuso en otro esprint, exhibiendo de nuevo su nivel en este tipo de pruebas.
La gloria y el protagonismo, sin embargo, fueron para un Ayuso que entró algún segundo por detrás enfundado en la ‘Maglia Azzurra’, en una tierra italiana en la que se desenvuelve verdaderamente bien y en la que ganó hace apenas unas semanas el Trofeo Laigueglia.
Terminó en la general por delante de Ganna, segundo a 35 segundos, y de Antonio Tiberit, a 36 segundos.