Oviedo, 22 may (EFE).- El expresidente del Gobierno José María Aznar ha considerado este jueves que la política española debe “recuperar la vitalidad” con “gente nueva” porque está viviendo una “crisis muy grave” y “no puede seguir siendo una sucesión de escándalos inaceptables propia de los bajos fondos”.
Aznar ha participado este jueves junto a seis expresidentes de gobierno iberoamericanos y expertos internacionales en política, economía y seguridad en un acto en Oviedo para analizar el escenario de guerra comercial, la evolución de la ciberseguridad y los riesgos que conlleva la inteligencia artificial.
En el acto, organizado por la Fundación Libertad y Desarrollo en el Teatro Campoamor de la capital asturiana, han participado el colombiano Andrés Pastrana, el mexicano Felipe Calderón, el argentino Mauricio Macri, la costarricense Laura Chinchilla, el uruguayo Luis Lacalle y el ecuatoriano Jamil Mahuad.
“La política está más denostada que nunca y es más necesaria que nunca”, ha dicho el que fuera jefe del Ejecutivo español entre 1996 y 2004, que ha sostenido que la receta para salir de esta “crisis” es “cambiar de política y llamando a gente nueva”.
El presidente de la fundación FAES ha afirmado que el escenario político español tiene, en estos momentos, dos características: “el desgarramiento de la nación española y la centrifugación del estado español”.
“Una situación peligrosa que llama a la necesidad de un gran cambio político”, ha argumentado en una intervención en la que ha lamentado que haya una parte que ha puesto en cuestión el periodo de la transición, “uno de los éxitos históricos”, la Constitución, así como la “convivencia entre los españoles”.
Aznar ha recalcado que los españoles deben saber que “con políticas distintas, España tiene un futuro formidable”, como se ha demostrado, ha apuntado, cuando al país “se le ha dado la oportunidad” gracias a una “buena dirección política” que permitió tener “buena presencia internacional y buena influencia”.
“España no necesita más nacionalismos, ni tribalismos, ni espíritus de tribu”, ha insistido antes de rechazar un estado “fragmentado y enfrentado entre sus partes”.
El exmandatario ha defendido unas instituciones que “funcionen” y que la economía española se abra “al mundo”. “Tenemos que definir bien la posición que queremos para España”.