Bogotá, 20 mar (EFE).- El cambio climático amenaza el “equilibrio perfecto” del mercado cafetero mundial porque afecta la producción de algunos países elevando a niveles máximos el precio del grano, afirma el gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC), Germán Bahamón.
Según explica en una entrevista con EFE, “en la caficultura mundial ha habido siempre casi que un equilibrio perfecto entre la producción y la demanda” de 170 millones de sacos de café anuales, pero esa simetría del mercado ha sufrido alteraciones.
“Lo que ha ocurrido en los últimos cuatro años es que ha habido un déficit de oferta para satisfacer la demanda a nivel mundial que sigue creciendo a una tasa del 2 % anual. Eso ha hecho que consumamos los inventarios que hay en origen y en destino y hoy vemos que ese equilibrio perfecto está amenazado por el cambio climático”, explica.
Bahamón añade que “la cosecha de Brasil, la cosecha de Vietnam (los dos mayores productores mundiales de café) están siendo afectadas por estos cambios en los patrones climatológicos y en este año calendario 2025 hay algunas afectaciones previstas en la oferta, en la en la producción”.
Eso hace “que el mercado mundial esté en busca de café a la vista” porque para las empresas tostadoras y agentes comerciales “es mejor que un café a futuro”, lo que provoca “nerviosismo y cuando hay nerviosismo el precio empieza a elevarse en la Bolsa de Nueva York”.
“A comienzos de este año superamos los cuatro dólares, barrera que nunca habíamos superado en la cotización en la bolsa de Nueva York”, dice al recordar que ese valor por libra supera “desde el punto de vista numérico” los 3,26 dólares alcanzados en 1977.
Sin bonanza a la vista

Bahamón aclara que eso no significa que los caficultores colombianos estén viviendo una bonanza, que “se configura cuando en un producto como el café, que es un cultivo perenne, de largo aliento, de ciclo largo, tenemos uno, dos o tres años con precios altos”, y no es el caso.
“Hoy tenemos un alivio porque en 2023 los cafeteros tuvieron pérdidas y en 2024 tuvieron una posibilidad de subsanar esas pérdidas. La Federación de Cafeteros todavía no considera que haya una bonanza. Esperamos que los precios continúen y que nos acompañe la producción”, manifiesta.
Explica que “en cualquier momento las condiciones climatológicas pueden cambiar” y, en el caso de Colombia, tercer productor mundial, en las plantaciones “esperan que haya la suficiente luminosidad y que tengamos fertilización para que produzcan”.
“Colombia creció el año pasado con esas condiciones un 23 % en su producción, llegó a 13,9 millones de sacos, y en los últimos 12 meses (hasta febrero) pudimos registrar 14,8 millones de sacos”, explica.
Eso fue posible porque a comienzos de 2024 el fenómeno de El Niño “generó un estrés hídrico” pero las lluvias llegaron al final de febrero y comienzos de marzo lo que “hizo que la florescencia de nuestra plantación cafetera estuviera al máximo”.
“Cuando hay estrés hídrico y después vienen lluvias la planta se prepara para producir”, pero “eso no está ocurriendo este año” y “no vamos a encontrar la misma productividad en la cosecha de octubre a diciembre”, agrega.
Este año Colombia ha tenido en algunas regiones cafeteras “unas lluvias pronunciadas que no son normales” y sin la luminosidad necesaria “se afecta la florescencia”, dice y añade: “El café necesita condiciones climatológicas estables o por lo menos patrones repetibles durante 12 meses”.
Tecnología del café
La FNC, creada en 1927, tiene el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), que trabaja para tener “una plantación más resiliente al cambio climático y resistente a las plagas y a las pestes”.
Según Bahamón, “la plantación cafetera colombiana tiene un 87 % de variedades que han sido producidas en Cenicafé” que también desarrolla “variedades genéticamente adaptadas a nuevos pisos térmicos”.
“Hace mucho tiempo en Colombia producíamos café a 1.100 y 1.200 metros sobre el nivel del mar, pero los cultivos se han ido desplazando hacia arriba” por el cambio climático y lo que buscan es volver a esas altitudes, para lo cual Cenicafé ya tiene plantaciones de prueba.
El café es desde hace un siglo un cultivo emblemático de Colombia, que se siembra en 23 de los 32 departamentos del país y es el producto número uno en exportaciones no mineras.
“El producto interno bruto del café creció un 33 % el año pasado”, mientras que la economía en su conjunto se expandió un 1,7 %, por lo que Bahamón, que hace parte de la tercera generación de una familia cafetera del departamento del Huila (sur), destaca el protagonismo del grano.
“Nosotros hemos sido protagonistas de la historia de la economía colombiana por mucho tiempo y por eso la caficultura está arraigada en 560.000 familias y en 842.000 hectáreas cultivadas. El cultivo del café hace parte de nuestro ADN”, concluye.
Jaime Ortega Carrascal