París, 9 sep (EFE).- El primer ministro francés, François Bayrou, presentó este martes su dimisión al presidente, Emmanuel Macron, que ya ha anunciado que nombrará a un sustituto en un plazo breve y no convocará elecciones como le pide buena parte de la oposición.
La dimisión de Bayrou, que permaneció casi una hora y media en el Elíseo, abre la vía a que Macron nombre a su sucesor, mientras se multiplican las quinielas de nombres posibles de fieles del jefe de Estado, entre los que destaca el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, o incluso de la izquierda, como el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, quien se ha ofrecido a ocupar el cargo.
Es de esperar que Macron encargue a su quinto primer ministro de su segundo mandato que negocie un programa mínimo y, en particular, un proyecto de presupuestos para 2026.
Bayrou, que el lunes perdió de forma apabullante (364 votos frente a 194) la moción de confianza que él mismo había convocado para recibir respaldo a su diagnóstico sobre la delicada situación de las finanzas públicas y a sus planes para recortar el déficit, debería permanecer en funciones hasta que haya un nuevo Ejecutivo, aunque algunos medios barajan que el nombramiento del nuevo primer ministro sea inminente.
Coincidiendo con su dimisión, por primera vez en más de dos décadas la prima de riesgo de la deuda francesa superó esta mañana a la de Italia, con 82 puntos básicos frente a 81,8 en el contexto de la inestabilidad política, lo que la deja como la peor de la eurozona.
El veterano político centrista llegó al cargo tras la censura a su predecesor, el conservador Michel Barnier quien sólo estuvo en funciones tres meses. En su mandato de apenas nueve meses, tuvo que afrontar ocho mociones de censura, que en Francia no tienen carácter constructivo, es decir que pueden salir adelante sin que se forme un nuevo gabinete con una mayoría parlamentaria.
La profusión de mociones de censura en la situación de gran fragmentación parlamentaria que hay en Francia es resultado de la utilización de un dispositivo constitucional, el artículo 49.3, que permite al Gobierno adoptar un texto sin someterlo al voto del Parlamento, pero a condición de someterse inmediatamente a una moción de censura.
Sin embargo, el primer ministro saliente se expuso ayer sin estar obligado al voto de la Asamblea Nacional por su proyecto de presupuestos que prevé un recorte del déficit público de cerca de 44.000 millones de euros.
Todos los grupos de la oposición, la izquierda y la extrema derecha, votaron en su contra, pero también algunos diputados del partido conservador Los Republicanos (LR), soporte de su Ejecutivo.
El Elíseo indicó poco después del voto que Macron «nombrará un nuevo primer ministro en los próximos días», lo que excluye la convocatoria de elecciones que le exige tanto la extrema derecha de Marine Le Pen como La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon.
Le Pen y Mélenchon, que consideran a Macron responsable de la situación actual, creen que el jefe del Estado debería irse, pero la primera se lo pide en nombre del respeto de las instituciones, mientras que el segundo se lo exige y su partido presentó hoy una moción de destitución que no tiene posibilidades de prosperar.
Dentro del gobierno saliente, el presidente de los Republicanos (LR) y ministro del Interior, Bruno Retailleau, declaró hoy la «urgente necesidad de nombrar a un primer ministro», ya que no debe haber «vacío de poder» en vísperas de las protestas convocadas los días 10 y 18, declaró a la prensa tras una reunión con los líderes de LR.
«Mañana llegará el día en que Mélenchon y sus amigos querrán crear un clima de insurrección. Habrá una posible rebaja de la calificación de la deuda francesa el día 12, y luego la jornada intersindical el 18. Estamos en un septiembre propicio para todo tipo de excesos», advirtió Retailleau.