Tokio, 8 may (EFE).- El fabricante japonés de vehículos Toyota registró un beneficio neto de 4,76 billones de yenes (unos 29.300 millones de euros) en su último ejercicio fiscal, un 3,6 % interanual menos, por la caída de sus ventas y sus mayores inversiones.
El ebit de Toyota, líder mundial del sector por ventas, fue de 6,41 billones de yenes (39.400 millones de euros) entre abril de 2024 y el pasado 31 de marzo, el año fiscal japonés, lo que supone una caída del 7,9 %, mientras que su beneficio operativo se redujo un 10,4 %, hasta 4,79 billones de yenes (29.500 millones de euros).
La facturación por ventas del gigante del automotriz ascendió a 48,03 billones de yenes (295.100 millones de euros), un incremento del 6,5 % interanual, según su informe financiero.
Toyota vendió 9.362.000 unidades de vehículos en su último ejercicio, un 0,8 % menos que en el ejercicio anterior, mientras que las ventas combinadas del grupo, que incluyen a la firma Lexus, fueron de 11.011.000 unidades, un 0,7 % interanual menos.
Este retroceso de ventas, que se produjo de forma generalizada en todos sus mercados, se debió “a las limitaciones de suministro causadas por el problema de la certificación y otros factores”, explicó Toyota en su informe, en referencia en concreto al impacto de la suspensión temporal de la producción y llamadas a revisión de varios de sus modelos por las irregularidades en su filial Hino.
El fabricante destacó que los vehículos eléctricos supusieron un 46,2 % de sus ventas totales, un incremento significativo con respecto a año anterior (en el que supusieron el 37,4 %), impulsados principalmente por las nuevas matriculaciones de híbridos.
La debilidad del yen frente a otras divisas contribuyó a mantener el crecimiento de su facturación pese a la caída en el número de comercializaciones, pero un incremento de los gastos, entre ellos para paliar el impacto del escándalo de Hino y mayores inversiones en tecnología e infraestructura “para transformar (a Toyota) en una empresa de movilidad”, impactó en su ganancia operativa, explicó.
“Pasaron muchas cosas en el ejercicio pasado. Muchos usuarios optaron por nuestros vehículos, incluso cuando el tiempo de espera para la entrega fue largo, y estamos muy agradecidos”, dijo durante la rueda de prensa de resultados el presidente y CEO de Toyota, Koji Sato, que también reflexionó sobre la complicada coyuntura actual y la incertidumbre en el sector.
En lo que respecta al ejercicio en curso, que arrancó el pasado 1 de abril, Toyota presentó unas perspectivas pesimistas.
El fabricante nipón prevé que su beneficio neto caiga un 34,9 % interanual, hasta 3,1 billones de yenes (19.000 millones de euros) y que su beneficio operativo decaiga un 20,7 %, hasta 3,8 billones de yenes (23.300 millones de euros).
En lo que respecta a su facturación, calcula que crecerá un 0,8 %, hasta 48,5 billones de yenes (298.100 millones de euros), ante un previsto incremento del 4,7 % del número de vehículos vendidos, de los que espera comercializar 9,8 millones sólo de aquellos de la firma Toyota, 11,2 millones de todo el grupo (+1,7 % interanual).
La empresa nipona no descartó que sus estimaciones de beneficio puedan empeorar en adelante, puesto que sólo han considerado el impacto de la subida arancelaria estadounidense a las importaciones del motor en lo que respecta a los meses de abril y mayo de 2025, explicó su director financiero, Yoichi Miyazaki.
“Incluso ante la disminución de beneficios, seguiremos esforzándonos para mantener nuestra política de aumentos estables de dividendos que recompensen a nuestros accionistas a largo plazo”, añadió Miyazaki durante la comparecencia.
Las acciones de Toyota habían estado subiendo durante la sesión, pero a 45 minutos del cierre de las negociaciones, caían cerca de un 0,7 % tras la publicación del informe financiero.