Berriozar (Navarra), 9 ago (EFE).- Veinticinco años después de su asesinato por ETA, la localidad navarra de Berriozar ha homenajeado a su vecino Francisco Casanova, subteniente del Ejército en el cercano cuartel de Aizoain cuya memoria sigue presente en un monolito que ha centrado su recuerdo este sábado.
Es el bautizado como «Puerta de la libertad», monumento a las víctimas del terrorismo ante el que, como cada año desde hace cinco lustros, se han reunido familiares, amigos, conocidos y políticos, en un acto impulsado por la Asociación Vecinos de Paz, que también ha promovido una misa poco antes y un festival de jotas después, un género musical al que era aficionado Casanova.
Su mujer, Rosalía Sainz-Aja, y su hija Laura, han acudido al acto, donde ha tomado la palabra la viuda, quien en el 25 aniversario del atentado ha lamentado que hoy «se intente blanquear la historia y se intente pasar página diciendo que hubo un conflicto político», cuando la realidad es que «aquí ha habido unas víctimas, que somos nosotros u nuestros familiares fallecidos y heridos, y unos verdugos que son los que mataban».
La viuda pide «justicia memoria, verdad y dignidad»

Sainz-Aja ha incidido en que «las nuevas generaciones deben saber esto», y por ello ha pedido «justicia» y que los más de 300 asesinatos aún sin resolver se esclarezcan, «memoria» y que las nuevas generaciones conozcan qué ocurrió, «verdad» para que se expliquen los hechos «tal y como sucedieron», así como «dignidad» e «ir con la cabeza bien alta porque somos inocentes y merecemos respeto por nuestro sufrimiento».
Además, 25 años después, la viuda ha tenido palabras de agradecimiento a quienes en este tiempo le han apoyado, como la asociación Vecinos de paz.
«Gracias a todas aquellas personas que, desde el valor y la empatía, dan la cara por las víctimas, que nos apoyan y nos acompañan en este camino tan difícil. Gracias a quienes no olvidan, a quienes alzan la voz en defensa de la verdad, a quienes trabajan con compromiso para que nunca se pierda la memoria de lo ocurrido», ha zanjado.
Tras su intervención, su hija, Laura Casanova, ha interpretado junto a un grupo de joteros una pieza con letra alusiva al acto, en el que una de las frases cantadas decía: «Las víctimas pedimos justicia y dignidad».
Poco después, algunos asistentes han ido depositando ramos de flores ante el monolito por las víctimas, en primer lugar la viuda y la hija de Casanova, pero también representantes de víctimas del terrorismo, del Ejército, y de partidos políticos, ya que estaban presentes miembros de UPN, PP y Vox. También ha acudido a la misa previa el expresidente del Gobierno foral, Miguel Sanz.
El Himno de España ha dado por cerrado el acto más oficial, al que ha seguido un festival de jotas.