BIS: Deuda, cambio climático y disrupción tecnológica, nuevos retos de bancos centrales

Fotografía de archivo del director general del Banco Internacional de Pagos (BIS), Pablo Hernández de Cos. EFE/ Rodrigo Jimenez

Ciudad de México, 26 ago (EFE).- Los bancos centrales enfrentan un entorno de crecientes incertidumbres marcado por la deuda pública elevada, el cambio climático y la disrupción tecnológica, lo que exigirá reforzar sus marcos de política monetaria con “robustez, flexibilidad y realismo”, advirtió este martes el director general del Banco Internacional de Pagos (BIS), Pablo Hernández de Cos.

Durante un discurso preparado en el marco del primer centenario del Banco de México, el directivo sostuvo que estos factores estructurales plantean retos inéditos para la estabilidad de precios y subrayó que la independencia y la rendición de cuentas seguirán siendo pilares fundamentales para que los bancos centrales mantengan la confianza de la sociedad.

“La independencia permite que los bancos centrales tomen decisiones de política monetaria con base en consideraciones económicas de largo plazo, libres de interferencias políticas de corto plazo (…) La rendición de cuentas es un contrapeso clave a la independencia”, señaló Hernández de Cos.

 El director general del BIS explicó que la desglobalización y el aumento de tensiones geopolíticas ya han generado efectos divergentes sobre precios y crecimiento, mientras que el envejecimiento poblacional limita la oferta laboral y altera las tendencias de ahorro e inversión.

El cambio climático, agregó, también es un factor disruptivo, pues los eventos extremos presionan los precios de alimentos y energía, especialmente en economías emergentes, al tiempo que la transición hacia tecnologías limpias puede derivar en choques de oferta.

Respecto a la innovación, apuntó que la inteligencia artificial modifica la productividad, el consumo y los mercados laborales, con efectos inciertos sobre inflación y tasas de interés naturales.

“La disrupción tecnológica que impulsa la productividad y la inversión en nuevas tecnologías podría impulsar el crecimiento y elevar la tasa de interés natural. Sin embargo, se desconoce la probable magnitud de este efecto, lo que añade un nivel adicional de incertidumbre”, dijo.

En paralelo, advirtió que los altos niveles de deuda pública, exacerbados tras la pandemia por covid-19, pueden limitar los márgenes de maniobra de la política monetaria y aumentar riesgos de inestabilidad financiera si no se corrigen las trayectorias fiscales.

“De cara al futuro, se prevé que la deuda siga aumentando, en particular debido a las crecientes necesidades fiscales vinculadas al envejecimiento de la población, la transición verde y las tensiones geopolíticas”, advirtió.

Recomendaciones del BIS 

Hernández de Cos enfatizó que un mandato claro de estabilidad de precios, independencia y rendición de cuentas son “el ancla, el caso y el mástil de la política monetaria”, mientras destacó que una “embarcación sólida necesita más que solo su base”.

“También requiere velas, un timón, una brújula y mapas. Estos son los marcos que utilizan los bancos centrales para dirigir la política monetaria. Para navegar por las aguas turbulentas e impredecibles de una economía más volátil, estos marcos deben estar preparados para responder a un espectro más amplio de escenarios”, agregó.

En este sentido, señaló que una cualidad que deberán de adoptar los bancos centrales frente a estos nuevos paradigmas es que “deben de ser robustos para resistir tormentas, flexibles para ajustar el rumbo cuando sea necesario y realistas en cuanto a lo que pueden anticipar para navegar hacia sus objetivos”.

El gerente del BIS concluyó que la cooperación internacional es esencial para preservar la resiliencia del sistema financiero mundial, al recordar que la estabilidad “es un bien público global” y que la coordinación entre autoridades monetarias permitirá enfrentar de mejor manera los choques futuros.

El Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), con sede en Basilea (Suiza), está encargada de velar por la cooperación financiera y monetaria internacional.