Bolivia no puede esperar otra década sin parar la contaminación del Titicaca, dice experto

El investigador Xavier Lazzaro, especialista en la contaminación del Lago Titicaca, fue captado el pasado 4 de septiembre, durante una entrevista con EFE, en La Paz (Bolivia).. EFE/ Gabriel Márquez

La Paz, 21 sep (EFE).- Bolivia tiene menos de diez años para frenar el avance de la contaminación en la parte «menor» del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo situado a 3.809 metros de altitud y que comparte con Perú, bajo el riesgo de que una degradación mayor de sus aguas sea «técnicamente imposible» de revertir.

El investigador Xavier Lazzaro, especialista en la contaminación del Lago Titicaca, fue captado el pasado 4 de septiembre, durante una entrevista con EFE, en La Paz (Bolivia).. EFE/ Gabriel Márquez

«La urgencia es hacerlo lo más rápido posible y evitar que la contaminación continúe, no vamos a poder esperar más que una década», dijo a EFE Xavier Lazzaro, investigador ambiental de la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT).

El investigador Xavier Lazzaro, especialista en la contaminación del Lago Titicaca, fue captado el pasado 4 de septiembre, durante una entrevista con EFE, en La Paz (Bolivia).. EFE/ Gabriel Márquez

Lazzaro presentó el estudio ‘Propuestas para salvar el lago Titicaca’, que hace énfasis en la degradación del «lago menor», la parte menos profunda y más vulnerable del espejo de agua, de alrededor de dos mil kilómetros cuadrados, que está separado por el estrecho de Tiquina de los restantes seis mil kilómetros cuadrados del «lago mayor», el sector más profundo.

El punto sensible es la bahía de Cohana, en la que desemboca el río Katari, que a su vez conduce los afluentes que atraviesan la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, la segunda ciudad más poblada del país, con cerca de un millón de habitantes.

El río Katari arrastra en sus aguas los residuos humanos, industriales y mineros que genera El Alto y las poblaciones circundantes, que han llegado lago adentro con signos de oscurecimiento del agua, aparición de algas, merma de peces y la acumulación de resina que afecta a los totorales.

«No todo el lago está en riesgo, sino la franja litoral del lago donde hay actividades humanas, ciudades grandes, actividad agrícola, ganadería, industrias, minas, todo eso contribuye al deterioro ambiental», precisó el investigador.

Lazzaro mencionó que El Alto «ha crecido sin control», con industrias dispersas que lanzan sus desechos a los ríos, sin que todas esas sustancias puedan ser filtradas por la única planta especial que solo tiene condiciones para tratar el fósforo y el hidrógeno.

«Lo más importante es atacar la fuente, el fósforo, eso hay que evitar que llegue al lago de cualquier manera posible», remarcó.

El investigador hizo énfasis en la importancia que se culminen las catorce plantas de tratamiento que complementarán el trabajo de la estación principal, a las que se podrían sumar «miniplantas» del tamaño de los contenedores que se utilizan en los barcos, que son móviles y podrían desplazarse según las necesidades.

El especialista también mencionó la posibilidad de construir un gran canal antes de que el agua contaminada llegue al lago y que sea reconducida a plantas de tratamiento, además de la creación de lagunas poco profundas para plantar totorales que «filtren» la contaminación.

«No tenemos mucho tiempo, si más tiempo se espera, más costoso va a ser el tratamiento y va a llegar un momento en que va a ser técnicamente imposible actuar», remarcó Lazzaro.

Otro elemento que resaltó es «evitar» que El Alto se siga expandiendo en dirección al lago Titicaca, por lo que propuso la elaboración de una planificación para controlar la expansión de dicha ciudad.

Así mismo, el investigador planteó el modelo de un «turismo responsable» en el que los visitantes sean capaces de aportar económicamente para la manutención y cuidado del lago, que es considerado un sitio sagrado para las comunidades indígenas aledañas.

Lazzaro citó casos exitosos del lago Lemán (Suiza) y del lago Paranoá (Brasil), que lograron recuperarse después de algunas décadas, tras la implementación de acciones correctivas de mitigación ambiental.