Bono y sus ‘Stories of Surrender’, una oda de amor a sus padres, a su mujer y a sí mismo

The Edge, Bono y Sean Penn en el estreno de 'Bono: Stories of Surrender' durante el 78.º Festival de Cine de Cannes, en Cannes, Francia, el 16 de mayo de 2025. EFE/EPA/MOHAMMED BADRA

Cannes  (Francia), 16 may (EFE).- Bono presentó este viernes en el Festival de Cannes el documental ‘Bono: Stories of Surrender’, toda una oda de amor a sus padres -a quienes está dedicado-, a su mujer, a sus amigos y, por supuesto, a sí mismo.

Un documental recibido con una ovación de casi 10 minutos tras su proyección de gala y que provocó la emoción de Bono, que quiso agradecer a Brad Pitt -uno de los productores- que no viajara a Cannes “porque hubiera robado el show”.

Y también expresó su admiración por el Festival de Cannes, que se creó en 1946 como respuesta al fascismo “de Mussolini y de ese hombre de bigote” y que sigue siendo un altavoz para denunciar las guerras, como la de Ucrania.

“¡Slava Ukrayini! (¡Gloria a Ucrania!), ¡Viva Francia! y ahora todos a dormir”, terminó el líder de U2.

Convertido en todo un showman, Bono demuestra su lado más histriónico pero también el mas sentimental en el documental de Andrew Dominik que lleva a la pantalla el espectáculo ‘Stories of Surrender: An Evening of Words, Music and Some Mischief…’, que a su vez adaptaba su autobiografía, ‘Surrender’.

Rodado en blanco y negro, el documental muestra algunas imágenes de los shows que ofreció en el Beacon Theatre de Nueva York en 2023, once citas que seguían a las 14 que le llevaron de gira por Europa un año antes.

Cuando habla de sus recuerdos es Paul David Hewson, pero se convierte en Bono en estado puro cuando saca su faceta de actor y cuando canta algunos de sus mayores éxitos -desde ‘With or without you’ a ‘Sunday Bloody Sunday’, ‘Where the streets have no name’, ‘Out of control’, ‘I will follow’, ‘Pride (In the name of love)’ o ‘Iris’, tema dedicado a su madre-.

Hasta se atreve con una particular versión de ‘Torna a Surriento’, en italiano, porque era la canción favorita de su padre, que le dejó como legado su obsesión por ella.

Una preciosa escena en la que el oscuro escenario del teatro en el que se desarrolla el documental se convierte en el grandioso Teatro San Carlo de Nápoles, único momento en el que aparece el color en la pantalla.

Hasta entonces un escenario casi vacío, ocupado por Bono y unas sillas que representan a sus compañeros de U2 -The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen- y a su mujer, Alison, o un sillón, a su padre, Brendan Robert Hewson.

Bono recorre su vida y su trayectoria, en orden cronológico pero saltando de un lugar a otro, de un personaje a otro pero, sobre todo, de canción en canción porque cada tema que interpreta tiene un significado, un origen o es consecuencia de momentos especiales.

Y entre las palabras y la música, va contando anécdotas y recuerdos que conforman un retrato poliédrico de sí mismo. Porque, obviamente, es un ejercicio de ego pero, ¿a quién le importa? es Bono.

¿Algo raro o sorprendente?

Cuando se reunía con su padre a tomar una cerveza en el pub Finnegan’s, la conversación siempre comenzaba con una pregunta que ponía en un aprieto a Bono, incapaz en muchas ocasiones de tener una buena respuesta: ‘¿Algo raro o sorprendente?’.

Pero si se repasan las historias que cuenta Bono en el documental, todas pueden ser calificadas de raras o de sorprendentes:

— “Lo más extraordinario de mi vida es la gente con la que me relaciono”. Y a los más importantes, su mujer y sus tres compañeros los conoció en la misma semana, cuando estaba en el instituto.

— Alison Patricia Stewart, con la que se casó a los 21 años, tenía fe en él desde que se conocieron a los 15. “Antes de tener nada, ella ya sabía lo que yo tenía y no tenía”.

— Su padre le inculcó el amor por la ópera y siempre se burló de él porque no era tenor. Y su obsesión por la ópera le hacía ignorar a su hijo de 10 años. Es el método irlandés “para lograr que tu hijo se convierta en una estrella que llena estadios”.

— Su madre murió cuando tenía 14 años y no se volvió a hablar de ella en su casa. “Mi hermano mayor, Norman, me lanzó una salvavidas, me dio su guitarra”.

— Larry Mullan buscaba gente para formar un grupo. “Su único problema es que no sabía tocar una guitarra, pero no pasaba nada, porque yo no sabia cantar”.

— “La mentalidad irlandesa se entiende mejor si la comparamos con un pub. Vamos allí para olvidar pero acabamos ahogándonos en recuerdos y en patatas con sal y vinagre y algunos líquidos negros”.

— La canción ‘Pride’ les sirvió para participar en los conciertos Live Aid organizados por Bob Geldof, que recaudaron 250 millones de dólares, misma cantidad que pagaban entonces los países africanos a los occidentales por antiguas deudas.

— Cuando murió su padre, perdió la fe. “Fue el momento más aterrador de mi vida”.

Un documental que se estrena el 30 de mayo en Apple TV+ y que se resume en una frase: “Nací dispuesto a luchar. No me resulta fácil rendirme. Doblegarme ante mis compañeros de banda, ante mi mujer o ante mi creador, es una tarea dura”.

Alicia García de Francisco