Bordalás, el alquimista de los banquillos

El entrenador del Getafe, José Bordalás, durante el encuentro correspondiente a la jornada 28 de Laliga EA Sports que disputaron Osasuna y Getafe en el estadio El Sadar, en Pamplona. EFE / Villar López.

Getafe (Madrid), 17 mar (EFE).- “Le das un utillero y te lo convierte en un jugador de Primera División”. Así hablan en el Getafe de su entrenador, José Bordalás, que una vez más, y ya son infinitas, tiene encarrilada la salvación de un equipo por el que pocos apostaban a finales de 2024. Y ese es uno de sus secretos, convertir una carencia en una virtud para cumplir objetivos.

Es probable que en toda la Liga no haya un entrenador que exprima más a su plantilla que Bordalás. Es un alquimista del fútbol, capaz de transmutar el sufrimiento en sabiduría y de convertir el plomo en oro.

Su legado en el Getafe, el día que se marche, será difícil de igualar. Camino de su sexta temporada completa al frente del Getafe (suma otras dos con el curso ya iniciado), tiene un currículum envidiable que muchos desprecian por el estilo con el que juegan sus equipos.

La lista, es extensa: llegó al Getafe en el curso 2016/17, en Segunda División, para sustituir a Juan Eduardo Esnáider, que tenía a su equipo en puestos de descenso con 6 puntos de 21 posibles. Bordalás consiguió lo que nadie podía imaginar, ascender a Primera División.

En su primer año en la máxima categoría del fútbol español firmó un meritorio octavo puesto; en la campaña 2018/19, el Getafe fue quinto, su mejor clasificación de la historia; en la 2019/20, acabó de nuevo en el ‘top ten’, llegó a los octavos de final de la Liga Europa tras eliminar al Ajax y sólo la pandemia frenó su progresión; ya algo quemado, se fue tras el curso siguiente tras salvar de nuevo al Getafe.

Volvió en abril de la temporada 2022/2023 para rescatar de nuevo a su equipo, ahogado en el fondo de la tabla con Quique Sánchez Flores en el banquillo. Obró otro milagro y volvió a salvar al Getafe, igual que la pasada temporada y, si no hay sorpresas, como en la actual.

La victoria este fin de semana del Getafe en Pamplona ante Osasuna (1-2) ha colocado al conjunto azulón en una posición privilegiada antes del parón. Es undécimo a nueve puntos del descenso después de firmar un inicio de 2025 casi inmaculado: seis victorias, dos empates y dos derrotas: 20 puntos de 30 posibles, los mismos que el Real Madrid. Sólo el Barcelona, con 22 unidades, ha conseguido una mejor puntuación

Éxito colectivo, el camino hacia el éxito individual

¿Cuál ha sido el milagro de Bordalás? Pues, como apunta alguna fuente del club a EFE, su capacidad para ver oro molido en jugadores por hacer. Y, sobre todo, el método para adaptarlos a un estilo muy bien definido en el que las individualidades rara vez asoman en beneficio del colectivo. El éxito general, primero; después, llegarán los éxitos individuales.

La realidad es que el Getafe, en los últimos años, suele perder jugadores importantes. Y, cada curso tiene que reinventarse y hacer malabarismos para competir al máximo nivel y plantar cara a cualquier equipo de Primera División. Bordalás se adapta al máximo con lo que tiene. Huye de las florituras y juega a lo más práctico, observa las cualidades de sus futbolistas y las exprime.

Eso le ha generado muchos críticos que abogan por una filosofía del preciosismo y que espanta a los aficionados del Getafe, conscientes de que tienen una plantilla justa que no puede jugar a enamorar al público. Juega a lo que juega, a sacar resultados como sea. A entrenadores como Pellegrini, eso no le gusta nada:

“En el espectáculo tenemos que colaborar más los técnicos, los jugadores y los árbitros para cortar a estos equipos que vienen a buscar el resultado. Creo que eso no es fútbol”, dijo el chileno tras enfrentarse al Getafe en el Benito Villamarín.

Al final, Bordalás fue quien resucitó a Greenwood; fue quien ha provocado la explosión de Terrats, olvidado en el banquillo del Villarreal hasta el mercado de invierno; ha convertido a Uche, un centrocampista de Primera RFEF el curso pasado, en todo un delantero de Primera División; Coba, es casi una realidad surgida desde la cantera; y su entramado defensivo permite a Soria pelear con Oblak por el trofeo de portero menos goleado.

Además, en su corta etapa en el Valencia, al que colocó en el ‘top 10’ y en una final de Copa del Rey, se sacó de la manga a Mamardashvili. También a Yunus Musah, vendido al Milan por 20 millones de euros. “Si a Bordalás le pusieran una cámara en el vestuario, sería el ídolo de España”, afirmó Terrats después de uno de sus primeros partidos con la camiseta del Getafe.

El técnico del cuadro azulón aún tiene un año de contrato más con su club. Con 61 años, podría encontrarse ante una de sus últimas oportunidades de dar un salto a un equipo de mayor nivel. Y, tal vez, el mundo del fútbol necesita que cambie de aires para ver a Bordalás en un grande.

“Si en el Getafe es capaz de hacer lo que hace… ¿Qué podría hacer en equipos con inversiones infinitas?”. En el club hacen esa reflexión, la misma que muchos aficionados. Bordalás, como pez en el agua en el ecosistema del Getafe, sería examinado con lupa en un equipo de mayor nivel.

Nada nuevo, porque un foco siempre apunta a su figura para examinar todo lo que hace en el Getafe. Para bien, y para mal. Para sus críticos y para sus fanáticos. Pero como él dice, “esto es fútbol, papá”. Y no hay más.

Juan José Lahuerta