Bruselas permitirá ayudas públicas al gas como fuente de transición en la descarbonización

La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para la Transición Limpia, Teresa Ribera. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET
Bruselas, 25 jun (EFE).- La Comisión Europea presentó este miércoles el nuevo marco de ayudas públicas de los Estados miembros para acelerar la transición verde y que contempla un papel para el gas natural como solución temporal y de transición para apoyar la descarbonización industrial si no existen alternativas. El nuevo marco de ayudas estatales estará vigente hasta 2030 y relaja las condiciones que permiten a los gobiernos desplegar ayudas en forma de subvenciones, préstamos blandos, incentivos fiscales o garantías a determinados proyectos que contribuyen a recortar las emisiones del bloque y a reducir el uso de combustibles fósiles. Así, Bruselas abre la puerta a los países para que apoyen con hasta 200 millones de euros por beneficiario la descarbonización de los procesos de plantas industriales a través de inversiones en electrificación o captura y almacenamiento de carbono, o que sustituyan el uso de combustibles contaminantes por otras fuentes como el hidrógeno o la biomasa. Dentro de este capítulo se prevé que los países puedan incentivar inversiones en proyectos de gas natural de forma «excepcional» y siempre que no exista «una alternativa madura desde el punto de vista tecnológico» y que las empresas beneficiarias presenten un plan «creíble y detallado» para garantizar la retirada del gas para 2040. La vicepresidenta del Ejecutivo comunitario para la Transición Limpia, Teresa Ribera, también comisaria de Competencia, explicó en una rueda de prensa que el gas natural tiene que ser el «último recurso» y «la única forma de avanzar» en la descarbonización «al menos durante un tiempo». «Entendemos que hay que atravesar este valle de la muerte para facilitar que las industrias puedan hacer esta transformación, pero al mismo tiempo tenemos que se bastante exigentes con las condiciones», subrayó. En concreto, cuando se concedan ayudas públicas a estos proyectos de gas natural, se tendrá que demostrar que la introducción de esta fuente como sustituto a la fuente anterior deriva en una reducción de las emisiones de CO2 del 70 % y en un ahorro del consumo energético del 40 %. La industria química y la del cemento, así como otros sectores que realizan procesos de altas temperaturas como la producción de piensos, serán los principales beneficiados de este papel que el marco reconoce para el gas natural de manera limitada en el tiempo. Alivio de las facturas energéticas Por otro lado, el marco abre la puerta a los gobiernos para aliviar la factura energética de las industrias intensivas en el uso de energía y «particularmente expuestas al comercio internacional», pero en este caso durante un periodo más corto de tres años. Este punto no estaba incluido en el borrador del marco que la Comisión Europea sometió a consulta pública a principios de marzo y obliga también a las compañías que se beneficien de estas ayudas a realizar inversiones con un valor de al menos el 50 % del apoyo que han recibido para descarbonizar sus procesos de producción. Renovables y tecnologías limpias Además, Estados miembros también podrán apoyar con ayudas públicas el despliegue de energías renovables y de combustibles con bajas emisiones de carbono, como el hidrógeno rosa (producido con energía nuclear) o el hidrógeno azul (producido con gas natural). Aunque el marco reconoce el papel que pueden jugar los segundos, la Comisión Europea prevé mayores ayudas públicas para las fuentes totalmente renovables o sin huella de carbono, como el hidrógeno verde, por su mayor contribución a la transición y para compensar el hecho de que los costes asociados son más elevados. Por ejemplo, el coste de producir hidrógeno rosa en la actualidad oscila entre los 2,5 y los 5 euros por kilogramo, mientras que el de producir hidrógeno verde se sitúa entre 3,8 y 7 euros, una diferencia que justifica el mayor apoyo al segundo. Asimismo, los gobiernos podrán ayudar con recursos públicos la producción de tecnologías limpias reconocidas en la legislación europea (solar, eólica, bombas de calor, hidrógeno, biogás y biometano, captura y almacenamiento de carbono, pero también tecnologías nucleares y combustibles alternativos). Dentro de este punto, los Estados miembros tendrán la posibilidad de ofrecer a las empresas incentivos fiscales para evitar la deslocalización de la producción y también podrán modular las ayudas para favorecer la instalación de las plantas en regiones menos avanzadas económicamente. «Si Europa quiere liderar en tecnologías limpias, debemos actuar con valentía y claridad», destacó Ribera, quien añadió que este nuevo marco «simplifica y acelera el apoyo para la descarbonización», pero además «va más lejos» y «reconoce al Estado como un inversor estratégico» en el futuro de la UE.