Javier Herrero
Madrid, 1 may (EFE).- Cuenta Enrique Bunbury que llega un punto en la vida de un músico, “cuando te quedan más discos por delante que por detrás”, que se afina el tiro respecto a qué proyectos emprender de lo que se ha dejado en el tintero, por ejemplo, afianzarse exactamente por igual como roquero que como artista de alma latina.
“A mí me parece que pertenezco exactamente a los dos mundos. Hay una visión exterior en la que posiblemente se me considere más perteneciente al mundo del rock que al de la canción hispana y latina, pero yo creo que la balanza se va equilibrando”, opina en una entrevista a EFE tras la salida de ‘Cuentas pendientes’ (Warner).
Este disco con material compuesto enteramente por él abraza las raíces de la canción hispanoamericana, del Mediterréaneo hasta México, donde fue grabado junto a músicos bregados en el folclor, y puede constituir un avance de géneros en los que no descarta sumergirse más concienzudamente en el futuro.
“No es algo que esté ahora mismo encima de mi mesa pero me encantaría hacer algún disco más temático y lo he pensado con rancheras, con tangos y con valls criollo”, confirma la misma garganta que comenzó poniendo voz a la épica roquera de Héroes del Silencio y que paulatinamente se ha vuelto de un metal más cantinero y cercano al desgarro de Chavela Vargas.
Pese a la teatralidad dramática que conllevan estos cortes, Bunbury (Zaragoza, 1967) confirma que los escribió en un momento bastante más tranquilo que el previo ‘Greta Garbo’ (2023), heredero de una “temporada bastante dura y traumática”, cuando se replanteó su actividad profesional hasta que descubrió que sus problemas de salud procedían simplemente del humo que usaba en los conciertos.
“Tuve que cancelar una gira de 35 shows y ese fue un caos importante del que hubo que salir y que fue bastante jodido, porque además de las complicaciones de salud, se estaba cuestionando que yo tuviera algún problema psicológico de rechazo por los shows. Hubo que pagar a todo el mundo y ya sabes cómo son los seguros, que desaparecen cuando se les necesita”, rememora.
Aquel es uno de los batacazos de los que habla en la canción que abre ‘Cuentas pendientes’, ‘Para llegar hasta aquí’, “una canción reafirmativa, de orgullo por los fracasos y los éxitos, por el camino recorrido y todo lo que forma parte del mismo”.
“Todos los que llevamos mucho tiempo en esta profesión hemos sufrido vaivenes, de altos y bajos, en el mejor de los casos de atención masiva y, en el peor, de la indiferencia”, añade sobre las circunstancias de su profesión, sobre las que vuelve en ‘Serpiente’, cuando canta: “De la fama a la infamia / Solo hay un trecho”.
Asegura en ese sentido que a él le llegó un momento en que “lo único” que le importa “es el acto creativo en sí” y, en este caso concreto de ‘Cuentas pendientes’, “en la experiencia en sí misma de la grabación, en tener una vivencia personal emocionante en sí misma más allá de volcar ideas, arreglos o acordes encima de las pistas”.
“No los voy a citar para no condicionar al oyente, pero ha habido discos que no han sido fáciles de realizar y coincide normalmente con que son discos que han recibido menor atención o mayores críticas”, confiesa Bunbury, ante un álbum gozoso grabado en México “en el desayuno hablando de música y en la cena, de la vida y del amor”.
Convencido además de que le representan mejor los trabajos que él mismo produce (en este caso, junto a su inesperable batería Ramón Gacías), se trata del álbum más breve de su carrera, con 10 canciones y poco más de 38 minutos, con pocos temas que superen los 4 minutos. “He querido ser lo más conciso posible”, confirma.
“Me gusta contar con el vinilo como la medida de todas las cosas. Es una medida mucho más certera con respecto a la capacidad de atención del oyente. También pienso que en los discos extensos, igual que en las películas largas, en algún momento hay una dosis de no haber sido lo suficientemente autoanalítico como para darte cuenta de donde sobra algo”, defiende.
Para presentarlo, anuncia por último que habrá una gira en la que se reencontrará con la banda del Huracán Ambulante y las canciones que lanzó a su lado al inicio de su carrera en solitario, esto es, ‘Pequeño’ (1999), ‘Flamingos’ (2002) y ‘El viaje a ninguna parte’ (2004).