Martí Puig i Leonardi
Barcelona, 19 sep (EFE).- «Todo está parado», resume uno de los negociadores de la mayoría de la investidura: sin avances en financiación no habrá presupuestos, viene advirtiendo ERC, y sin presupuestos es difícil trasladar del papel a la realidad muchos de los acuerdos que permitieron a Salvador Illa convertirse en president.
El Govern se arriesga a tener que funcionar por segundo año consecutivo con los presupuestos de 2023, diseñados por el ejecutivo de Pere Aragonès, que convocó elecciones anticipadas al año siguiente precisamente al fracasar las negociaciones para unas nuevas cuentas.
Illa no pudo aprobar presupuestos en 2025 -esta vez fue una ERC en reconstrucción la que rechazó siquiera negociar-, pero sí logró incorporar 4.000 millones de euros a los presupuestos prorrogados mediante tres decretos de suplemento de crédito.
Fue, probablemente, el principal debe de Illa en su primer año de legislatura, puesto que el president se había fijado como prioridad, nada más pisar el Palau de la Generalitat, contar con unos nuevos presupuestos para el 1 de enero.
¿Otra prórroga?
Aprendida la lección, el Govern ha evitado esta vez comprometerse con plazos: la consellera de Economía, Alícia Romero, dio a mediados de julio la orden de comenzar a elaborar el proyecto presupuestario, sin que por ahora se haya comenzado a hablar del mismo con ERC y Comuns, por lo que empieza a ser improbable que pueda haber nuevas cuentas en enero, puesto que el trámite parlamentario suele alargarse entre dos y tres meses.
Mientras ERC deja claro que no quiere saber nada del asunto si no se avanza en financiación, Comuns ha reclamado más veces, por el momento sin resultado, una reunión de seguimiento del pacto de investidura para iniciar negociaciones.
Junts, pese a la reciente reunión en Bruselas entre Illa y Carles Puigdemont, sigue sin formar parte de la ecuación en el Parlament. Y, entre tanto, las miradas están puestas en Madrid, donde tampoco hay novedades sobre los Presupuestos Generales del Estado.
El escollo de la financiación
Illa se ha esforzado esta semana en quitar hierro a los desencuentros con el Gobierno central sobre el nuevo modelo de financiación: ha mostrado su «máximo aprecio» por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, candidata del PSOE para las próximas elecciones andaluzas y a quien ERC ha señalado reiteradamente como responsable de frenar las negociaciones.
«Hay un trabajo complicado y complejo que estamos haciendo y que en las próximas semanas y meses va a dar un resultado positivo», ha augurado Illa.
La Comisión Bilateral de julio rebajó el contenido del pacto sellado con ERC un año antes -quedó en el aire si se respetará la ordinalidad en el reparto de los recursos previamente recaudados por las comunidades- y se ha asumido ya públicamente que el despliegue de la Agencia Tributaria de Cataluña irá más lento de lo acordado.
Contrariado y con cierto revuelo interno, el partido de Oriol Junqueras ha impulsado -en solitario, aunque la idea inicial era hacerlo junto al PSOE- una proposición de ley en el Congreso para que Cataluña acabe recaudando la totalidad del IRPF. Hacienda no esconde sus reticencias y trabaja, en paralelo, en la elaboración de un nuevo modelo de financiación autonómica que sustituya al de 2009.
La actividad parlamentaria, al ralentí
A la espera del Debate de Política General, que tendrá lugar los días 7, 8 y 9 de octubre, en el Parlament el curso también ha comenzado al ralentí. En las comisiones prosiguen los trabajos sobre iniciativas ya anunciadas pero que aún no se han formalizado en ley.
Es el caso de la regulación de los alquileres de temporada, que pactaron los tres socios de investidura y la CUP, invitado inesperado de última hora.
Y también de dos medidas anunciadas por el Govern y Comuns en febrero: el aumento de la tasa turística -que ha enfrentado a Comuns y ERC, además de enervar a los hoteleros, y que todavía no estará en vigor a inicios de octubre, cuando comienza el segundo periodo de recaudación- y el incremento del impuesto de transmisiones patrimoniales (ITP) para grandes propietarios.