Cannes respalda la lucha del iraní Panahi y premia el cine de Laxe y Mendonça Filho

El director de cine iraní Jafar Panahi posa para los medios tras recibir la Palma de Oro del Festival de Cannes por su película 'Un simple accident (Un simple accidente)'. EFE/EPA/GUILLAUME HORCAJUELO

Cannes  (Francia), 24 may (EFE).- La 78 edición de Cannes lanzó este sábado un importante mensaje político al entregar la Palma de Oro a ‘Un simple accident’, del iraní Jafar Panahi, que ha estado 15 años sin poder salir de su país, y también reconoció el valor del cine del español Oliver Laxe y del brasileño Kleber Mendonça Filho.

Acusado como tantos otros cineastas y artistas por mostrar su desacuerdo con la República Islámica de Irán, Panahi no había podido presentar sus películas en los festivales internacionales hasta esta edición de Cannes, en la que compitió con una película que es fruto de su encarcelamiento.

Un hombre cree ver a su torturador, le secuestra con la intención de matarle, pero duda de su identidad y además no es un asesino. Busca la confirmación de otras personas anónimas, como él, que también fueron encarceladas injustamente, para asegurarse de que no se ha equivocado.

Una pareja vestida con sus trajes de boda, una fotógrafa y su exmarido se unen en un viaje surrealista, humano y tan lleno de drama como de humor en este filme que ha sido un justo ganador de la Palma de Oro, un premio que hizo levantarse a todo el auditorio del Grand Thèâtre Lumiére, que le dedicó una intensa ovación.

En la rueda de prensa tras la gala, la presidenta del jurado, Juliette Binoche afirmó que la Palma de Oro es un reconocimiento artístico y humano, “porque es un país que es complicado políticamente”.

Es un “filme que emerge de un lugar de resistencia, de superviviencia y que es completamente necesario hoy”, agregó la actriz, que aseguró que “el arte puede transformar situaciones humanamente imposibles de vivir y continuaremos inspirando al mundo y hablando de gente que no puede hablar”.

“Hay que cambiar de paradigma, hay que cambiar de forma de ver y por el momento estamos en el barro de la violencia, en el barro de lo inhumano y teníamos ganas de decir que hay otras maneras de vivir. Si no hacemos ese camino hacia el otro, no somos humanos”, aseguró.

‘O agente secreto’, Kleber Mendonça Filho y Wagner Moura

El director español Oliver Laxe se dirige al público del Festival de Cannes tras recibir el Premio del Jurado por 'Sirat'. EFE/EPA/MOHAMMED BADRA

Pero además de respaldar a Panahi, el Festival de Cannes confirmó de manera sólida el cine del brasileño Kleber Mendonça Filho, que se llevó dos premios, el de Mejor Dirección y el de Mejor Actor, para Wagner Moura.

Desde su estreno, la película se había convertido en una de las favoritas de esta edición, con su historia ambientada en la dictadura miliar brasileña, en un 1977 que fue un año clave en la espiral de locura, violencia y corrupción de las autoridades.

Moura, más conocido por su papel de Pablo Escobar en la serie ‘Narcos’, que por el resto de su trabajo, interpreta en este filme a un investigador universitario que se encuentra en el peor lugar y en el peor momento.

Un fresco del Brasil de la época, no exento de un humor muy negro, que se une al reciente éxito de la oscarizada ‘Ainda no estou aqui’, de Walter Salles, también centrada en la dictadura.

Oliver Laxe y su cine de emociones, ‘Sirat’

Otro cine que sale respaldado de Cannes es el del español Oliver Laxe, que con su cuarto largometraje ha convencido en el festival con una historia tremenda, que no dejó indiferente a nadie y que se queda grabada en el cerebro de los espectadores.

Un hombre normal, Luis (Sergi López) se encuentra en medio de la extraña comunidad que forman las personas que van de rave en rave en el desierto de Marruecos. Y lo hace, junto a su hijo pequeño, para buscar a su hija mayor, desaparecida.

Laxe ha querido reflexionar sobre cómo la muerte, de forma tan brutal como repentina, nos hace crecer y madurar, y cómo afecta a cualquier capa de la sociedad y en cualquier país.

Y con su historia logró que todo los asistentes del festival convirtieran la película en uno de los temas de conversación más recurrentes.

Tanto que se llevó el Premio del Jurado, exaequo con la cinta alemana ‘Sound of Falling’, de Mascha Schilinski, que llegó a Cannes con la aureola de favorita pero que no terminó de convencer con su historia de tres generaciones.

En el resto del palmarés no hubo sorpresas. El Gran Premio fue para ‘Sentimental Value’, del noruego Joachim Trier, una película sobre relaciones paternofiliales que gustó mucho, y del Guion para los hermanos Dardenne, que siempre salen de Cannes con premio, en este caso por ‘Jeunes mères’, sobre madres adolescentes.

La francesa Nadia Melliti, una debutante, se llevó el premio a mejor actriz por ‘La petite dernière’, en la que interpreta a una joven musulmana que lleva su homosexualidad en secreto.

Cerró el palmarés el chino Bi Gan con ‘Resurrection’, un ejercicio de estilo, una oda de amor al cine y un monumental trabajo, en muchos momentos incomprensible, aunque lleno de belleza, que mereció el Premio Especial.

Alicia García de Francisco y Nerea González