Javier Herrero.
Madrid, 9 jul (EFE).- Inmerso en la gira más ambiciosa que haya hecho hasta ahora en España, Carín León se prepara para demostrar por qué se ha convertido en una de las figuras fundamentales en el inesperado auge mundial del regional mexicano, incluso en países como Alemania o Suiza, algo impensable hace solo 10 años.
«No me queda más que agradecer el giro que ha tomado la música mundial en general y que se hayan roto todos los límites», celebra en una entrevista con EFE, convencido de la necesidad de aprovechar el momento: «Siento una especie de misión de dignificar un género que fue tan marginado por mucho tiempo».
Poco podía imaginar Óscar Armando Día de León (Hermosillo, 1989) cuando comenzó su andadura en una banda local hace 20 años que aquella música confinada a unas líneas maestras y a un territorio muy concretos un día estallaría de esta manera.
«Yo creo que se debió al hartazgo de escuchar lo mismo todo el tiempo y también al efecto pandemia», explica sobre las razones de este auge, coincidiendo con un período de forzoso silencio en esta «industria tan rápida» que les permitió entregarse a la creatividad. «Yo mismo componía 4 o 5 canciones diarias por mero aburrimiento», dice.
Apunta también a la importancia que tuvo abrir el género a la fusión, «algo que costaba y daba un poquito de miedo». «Pero le ha brindado frescura, porque nuestra música también vivió como unos 40 o 50 años con una evolución muy mesurada», añade.
«Poco a poquito hemos ido abriendo un poquito las mentalidades como un forceps musical», indica este compositor e intérprete, que decidió incorporar a su música todos los referentes que manejaba desde niño, ya fuese «soul», r&b, country o «la música de Alejandro Sanz».
Ha recibido críticas por ello, por quienes consideran que ha podido vender la pureza del estilo. «Para mí se traduce en honestidad y sinceridad al momento de hacer música», aduce quien cita el ejemplo de sus ídolos del rocanrol, «más por ser auténticos que rebeldes».
Como una forma de desacreditarlo, según él por el mero hecho de mostrar su «sensibilidad», también se ha dicho que en realidad es homosexual. «Vengo lidiando con estos temas desde que tengo uso de la razón. Vengo de un género supermachista. Yo no soy ese ranchero al que le gustan las pistolas», argumenta.
Ya había publicado su primer disco, ‘El malo’ (2019), uno de los cuatro de estudio que ha lanzado en el último lustro, cuando C. Tangana lo invitó a participar en su emblemático álbum de ‘El madrileño’ (2021) en un primer contacto directo con el público español.
«Él es un genio en la manera en que hizo las cosas. Me dio mucho valor y me reafirmó en mis inquietudes», afirma León, que ya acumula entre otros galardones tres Latin Grammys e incluso un Grammy al mejor álbum de regional mexicano por su más reciente trabajo, ‘Boca chueca, vol. 1’ (2024).
En el título del mismo abraza lo que pudo nacer como un ataque en su contra, por la manera en la que tuerce los labios al interpretar. «No me puedo enojar por algo que soy y que le da mucha fuerza a mi marca», asegura con un pragmatismo que desmonta.
«Para ser un fuera de serie hay que abrazar lo que incomodará a la gente y me gusta hacer que se cuestionen las cosas», cuenta, convencido por otro lado de que este ‘Boca chueca’ al que después del verano dará continuidad con un segundo volumen no ha sido su obra magna: «No lo consideraría así, porque ha sido muy divertido hacerlo y pienso que mi obra magna tendría que costarme mucho».
Tras el concierto que ofreció el 5 de julio en Gran Canaria, este jueves se presentará en Sevilla como parte del Icónica Fest, el sábado en el Movistar Arena de Madrid y este domingo, en el Estadi Ciutat de Valencia.