Javier Herrero
Madrid, 21 mar (EFE).- El cantante mexicano Carlos Rivera llega este viernes de gira a España para celebrar 20 años de carrera en un país que considera “un amuleto de buena suerte” y que tuvo mucho que ver con su supervivencia como artista cuando, tras ser proclamado la gran promesa de México con solo 18 años, el éxito decidió hacerse esperar.
“De lo que me siento más orgulloso, sin duda, es de no haber abandonado”, asegura a EFE en una charla en la que, como en su actual ‘tour’, aprovechó para hacer retrospectiva de una andadura que arrancó en 2004 como ganador de ‘La Academia’, entonces el mayor concurso de talentos de México.
De aquellos días recuerda la explosión súbita de fama y dinero, también las expectativas, cuando Arturo López Gavito, algo así como el Risto Mejide o Simon Cowell de su país, llegó a declarar: “Aquí está el nuevo ídolo de México”.
“Cuando vives un éxito grande es imposible que no te mueva; era para volverse loco”, reconoce Rivera (Huamantla, 1986), que vio sin embargo cómo tras la publicación de su primer álbum homónimo en 2007 “pasaron muchos años en los que se fue enfriando” su carrera.
Fue el teatro lo que le “salvó la vida”, dice, y en su empeño por convertirse en el mejor actor que pudiese llegar a ser, hace 13 años apareció la oportunidad de protagonizar el musical de ‘El Rey León’ en Madrid.
“Literalmente eso me cambió la vida y la carrera”, subraya el músico, que permaneció dos años en la producción, antes de, envalentonado, volver a probar suerte en la música y recoger frutos a su constancia con ‘El Hubiera No Existe’ (2013), su tercer disco.
Hasta ese trabajo no le llegó la ocasión de cantar sus propias canciones, que escribía desde los 8 años. “Como no toco instrumentos, era muy raro que se me comprara la idea de que era un compositor. En la discográfica me decían: ‘Tú solo cantas'”, rememora.
En ese punto, confiesa que en la escucha de temas en la compañía coló las suyas entre las que habían enviado “muchos grandes compositores” sin decir nada. “Y resultó que las que más gustaron eran las mías”, se felicita tras haber conseguido con el tiempo que dos de sus mayores éxitos, ‘Que lo nuestro se quede nuestro’ o ‘Me muero’, lleven solo su firma.
“Para mí fue un gran orgullo, porque no fue fácil, ha sido un constante estar demostrando”, reconoce. “Por eso me mantengo en un constante trabajo de aprendizaje y siento que no he dejado de empezar”, añade el mexicano, que llegó a colaborar con Carlos Saura.
Buena parte de todo ese recorrido se verá en esta gira, que arranca en Las Palmas este viernes, pasará por Santa Cruz de Tenerife este sábado y por Lanzarote el 28 de marzo, con una “mezcla de todas sus giras anteriores” y guiños incluso a su tiempo en ‘La Academia’ o en ‘El Rey León’.
“Me encanta venir y me hace feliz siempre traer cosas nuevas. Este país ha sido como una especie de amuleto de la buena suerte”, asegura Rivera, que por supuesto no olvidará “un momento mariachi” entre la interpretación de sus grandes éxitos y que, a su paso por el Movistar Arena de Madrid, el 26 de marzo, espera poder invitar a “colegas” que apoyaron mucho su carrera desde aquí.