Santander, 28 jul (EFE).- Aunque su legado literario permanece, no es extraordinario que las casas de algunos escritores ilustres y sus efectos personales salgan a la venta o estén en ruinas, a veces con intentos fallidos de las instituciones para proteger o hacerse con ese patrimonio que, pese a su valor, corre alto riesgo de pasar a manos privadas, disgregarse o perderse.
En los últimos tiempos han saltado a los medios de comunicación casos en Cantabria, pero estas situaciones se han reproducido a lo largo del tiempo en otros puntos de España y también fuera del país.
Las casas, casonas y hasta palacios donde nacieron, vivieron o pasaron temporadas figuras como Cela o García Márquez son algunas de las propiedades que, según se ha publicado, se han puesto a la venta por cifras millonarias.
Otro caso ha sido el de ‘Velintonia’, la casa madrileña del Nobel Vicente Aleixandre, que ha adquirido hace poco la Comunidad de Madrid en subasta por cerca de 3,2 millones para reformarla.
En Cantabria, la última en salir a la palestra es la casa de Concha Espina en Mazcuerras.
Está a la venta en un portal inmobiliario por 895.000 euros, solo por el inmueble, sin los objetos personales de la escritora.
Había habido conversaciones de la familia con la Consejería de Cultura de Cantabria con vistas a la adquisición de la propiedad para habilitar un espacio divulgativo o museístico, pero de momento no parece posible.
Una de las dificultades que puede encontrarse en estos procesos la Administración es la diferencia entre los valores de tasación de las propiedades y lo que se puede pagar en el mercado, en un momento de precios al alza.
La casa de Pereda de Polanco, pendiente de BIC
Otro caso que sigue en suspenso en Cantabria es el de la casa natal de José María Pereda, en Polanco.
La alcaldesa del municipio, Rosa Díaz, destaca a EFE que el Ayuntamiento lleva tiempo pidiendo que se declare Bien de Interés Cultural la casa de Pereda. El compromiso, subraya por su parte la Consejería de Cultura, es «iniciar el expediente cuanto antes».
Fue hace un año, en julio de 2024 cuando se registró en la Dirección de Patrimonio del Gobierno cántabro la solicitud de esta figura de protección.
Esa solicitud va acompañada de informes que recogen las razones por las que esta casa debería ser Bien de Interés Cultural (BIC) o contar con otra figura de protección.
El Ayuntamiento está a la espera de que Cultura se pronuncie. Mientras, la casa, una construcción montañesa en un terreno de 6.000 metros cuadrados, salió a la venta en una inmobiliaria de lujo a un precio que ronda el millón de euros.
Si al final es declarada Bien de Interés Cultural, los propietarios estarían obligados a preservarla y mantenerla en perfecto estado de conservación. Y llegado el caso, según detalló el consejero cántabro Luis Martínez Abad en el Parlamento, se podría hasta expropiar.
Para la alcaldesa, de producirse la adquisición de la propiedad, «tendría que ser a tres bandas», con Ayuntamiento, Gobierno regional y central implicados. De otro modo cree que «sería inasumible» tanto la compra como la rehabilitación y creación de un espacio divulgativo.
Los orígenes de Quevedo, en Toranzo
Caso distinto, pero curioso, es el de la casa familiar, ya inexistente, de Francisco de Quevedo.
En el valle de Toranzo, en Vejorís, en pleno corazón pasiego, es donde se sitúan los orígenes familiares del autor del Siglo de Oro.
Pero lo cierto es que la casa familiar no existe ya, y en tiempos del propio Quevedo estaba en ruinoso estado. En los valles pasiegos citan, para recordarlo, una rima que hizo el escritor a propósito de una visita para conocer esa casa: «Es mi casa solariega, más solariega que todas, pues por no tener tejado le da el sol a todas horas».
Para conmemorar y reivindicar esos orígenes, hace más de seis años en Vejorís se colocó una estatua en homenaje a Quevedo. Aparte de ese recuerdo, de la casa no queda nada, y solo hay un monolito en el solar donde un día estuvo.