Járkov (Ucrania), 1 ago (EFE).- Mientras los habitantes de la ciudad oriental de Járkov siguen con ansiedad los informes de drones rusos entrantes antes de acostarse, una unidad ucraniana de defensa aérea comienza su turno nocturno de vigilancia para cazarlos.
En un campo a las afueras de Járkov, el treintañero Rodión, apodado ‘Bilyi’ (Blanco), y su compañero Oleksandr de la 127ª Brigada de defensa territorial de las Fuerzas Terrestres ucranianas monitorean atentamente las comunicaciones de otras unidades.
«Contamos con un sistema que nos alerta sobre drones entrantes y también confiamos en diversos dispositivos para operar de manera eficiente por la noche», cuenta ‘Bilyi’ a EFE al caer la tarde, mientras coloca un cañón antiaéreo soviético ZU-23-2 en posición.
Cazadores de Shahed

Varias unidades como esta, que incluyen también camionetas con ametralladoras u otras armas montadas, patrullan la región.
Ucrania emplea todos los medios disponibles para contrarrestar los ataques cada vez más intensos de Rusia.
Aunque Moscú afirma atacar solo objetivos militares, sus drones impactan habitualmente en zonas residenciales densamente pobladas y cada mes dejan decenas de heridos o muertos civiles en Járkov.
El equipo de ‘Bilyi’ tiene solo segundos para interceptar un dron enemigo una vez que entra en su zona de responsabilidad, lo cual exige amplias habilidades e intuición aguda.
‘Bilyi’, de 34 años, ha derribado hasta el momento cuatro drones Shahed, uno de ellos guiándose únicamente por el sonido de su motor, similar al de una motocicleta, una hazaña que recuerda con orgullo.
Veterano de intensos combates en el frente oriental de Donetsk, ‘Bilyi’ ha adquirido su vasta experiencia en el manejo de ametralladoras y otras armas en intensos combates en el frente oriental de Donetsk.
Tras sufrir varias heridas graves y escapar de la muerte por poco, este padre de seis hijos tenía derecho a retirarse del servicio militar, pero eligió unirse a la unidad de defensa aérea para aportar sus conocimientos en el combate.
«Aunque nuestro cañón tiene unos 60 años, trabajamos constantemente para mantenerlo en buenas condiciones», relata. Tras su turno, entrena a diario en un simulador para no perder práctica.
Sin embargo, con un alcance vertical de solo 1,5 kilómetros, el arma tiene dificultades frente a las tácticas rusas en evolución, con drones que a menudo vuelan más allá de su alcance.
«Desearía que tuviéramos armas modernas para proteger mejor a nuestra gente», agrega.
Ataques en aumento

‘Bilyi’ confirma un cambio en las tácticas rusas, con ataques a lugares civiles que se han intensificado en los últimos meses.
«Los Shahed ahora vuelan más alto, lo que hace que sean más difíciles de detectar o alcanzar», explica mientras cae la oscuridad y trae un silencio que solo se rompe ocasionalmente por conversaciones en la radio.
«La frecuencia de estos ataques ha aumentado y los drones se lanzan en mayor número», señala.
Según estadísticas oficiales, alrededor del 15 % de los drones rusos logran evadir las defensas aéreas, en comparación con apenas el 3 % a principios de año.
‘Bilyi’ cree que Rusia busca aterrorizar a los civiles y quebrar su voluntad de resistir, pero se mantiene desafiante.
«Los rusos quieren quebrarnos, pero no lo lograrán. No pudieron tomar Ucrania en tres días y no lo lograrán ahora», dice con calma.
Ucrania despliega cada vez más una nueva tecnología, los drones interceptores, para detener a los Shahed, mientras que Rusia constantemente cambia las rutas de ataque en busca de puntos débiles en las defensas ucranianas e innova con nuevos tipos de vehículos aéreos no tripulados para aumentar su velocidad y carga explosiva.
‘Bilyi’ también advierte que Rusia pronto podría controlar drones en pleno vuelo, más allá de trayectorias preestablecidas.
Aun así, armas como la de este soldado siguen siendo importantes en la defensa aérea en múltiples capas de Ucrania.
Motivación y peligro
Comparado con sus experiencias anteriores asaltando trincheras enemigas o defendiendo posiciones durante días bajo ataques incesantes de drones y de infantería, el rol actual de ‘Bilyi’ es «un paseo en el parque», dicen sus compañeros.
Aun así, no está exento de riesgos. Con el frente cercano, drones y artillería rusos atacan unidades como la suya.
«Los rusos cazan grupos como el nuestro porque impedimos que sus drones lleguen a sus objetivos», dice ‘Bilyi’.
«Pero no pueden encontrarnos: nos escondemos y camuflamos bien», asegura.
‘Bilyi’ es el último de cuatro hermanos que aún presta servicio en las filas del Ejército —dos de ellos están gravemente heridos—. Trabaja todas las noches sin descanso, una carga que podría aliviarse si más reclutas se unieran al equipo.
Sin embargo, su motivación permanece intacta. «Vemos un gran apoyo de otros países y de nuestro pueblo», afirma.
Por encima de todo está la determinación ucraniana: «Los rusos entraron a nuestros hogares con armas, no saldrán vivos», enfatiza.
Rostyslav Averchuk