Vitoria, 4 ago (EFE).- La bajada de Celedón ha abierto las fiestas de Vitoria en un ambiente como siempre multitudinario y esta vez tórrido, a 36 grados, con Iñaki Kerejazu, que encarna por segundo año al aldeano símbolo festivo, llamando a disfrutar de seis días de fiesta sin agresiones, y con un recuerdo para Palestina.

Como cada 4 de agosto a las seis de la tarde el chupinazo lanzado desde la balconada de la Iglesia de San Miguel ha encendido la mecha de las fiestas sobre una plaza de la Virgen Blanca con cerca de 40.000 personas, en su gran mayoría jóvenes, dando la bienvenida al muñeco del aldeano.

Los encargados del lanzamiento este año han sido el presidente de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, Joseba Perea, la nueva abadesa de la Cofradía de la Virgen Blanca, Blanca Aguillo, y tres personas reconocidas como Celedón de Oro, Joseba Fiestras, Satur García y Begoña Divar, elegidos a propuesta este año del PP.
Y también bajo la mirada del cabezudo más gamberro de Vitoria, ‘Ojo biriki’, el del ojo amoratado que persigue a los niños amenazando con ‘golpearles’ y que estaba en la balconada.
Con el chupinazo el muñeco de Celedón ha comenzado su bajada desde el campanario de la Iglesia de San Miguel sobre una plaza abarrotada.
Una vez reencarnado en Iñaki Kerejazu, este ha tardado poco más de cinco minutos en cruzar la plaza escoltado por integrantes de las cuadrillas de blusas y neskas, que le han abierto pasillo y le han protegido de las ‘caricias’ de los congregados.
Como anécdota, uno de los que ha protegido a Iñaki Kerejazu al atravesar la plaza ha sido su propio padre.
Una vez en la balconada, Celedón, ya con su pañuelo colocado y paraguas en mano, ha entonado la tradicional canción en su honor y ha animado a disfrutar de las fiestas a todos los vitorianos sea cual sea su procedencia.
También ha tenido un mensaje especial en el que ha pedido el fin del genocidio en Palestina, ha revindicado las fiestas como un «espacio seguro», en las que «no vamos a permitir ninguna agresión de ningún tipo», y ha finalizado con un recuerdo para todas las personas que hoy no pueden disfrutar de las fiestas.