La Paz, 4 sep (EFE).- El censo de población y vivienda realizado en 2024 en Bolivia reflejó que un 38,7 % de la población en el país se autoidentifica como indígena, porcentaje inferior al 42 % registrado en 2012 y al 62 % de 2001.

Esta situación preocupa a entidades especializadas que urgen al Estado a actuar para evitar la desaparición sobre todo de los pueblos originarios en situación de alta vulnerabilidad.

Los datos oficiales del censo, presentados la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), indican que de los 11.365.333 habitantes del país, 4.302.484 personas (el 38,7 %), se autoidentifican «con alguna nación o pueblo indígena originario campesino y afroboliviano».
Los pueblos indígenas con una mayor cantidad de personas autoidentificadas como tales son los quechuas (1.646.811) y aimaras (1.595.045), mientras que los que registran menos habitantes son los toromona, con 14, y los paunaca, con 7, según el reporte oficial.
En cuanto a idiomas, 8.141.600 personas indicaron que aprendieron a hablar en castellano, 1.395.229 en quechua, 774.874 en aimara y 43.870 en guaraní, por mencionar algunos.
La primera vez que se consultó en un censo en Bolivia sobre la autoidentificación indígena fue en 2001, cuando un 62 % de la población (5,1 millones) dijo pertenecer a un pueblo originario, mientras que en 2012 ya hubo un descenso del porcentaje a 42 % (4,2 millones).
El abogado y director del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis), Miguel Vargas, dijo a EFE que en esa organización vieron «con preocupación ese descenso que responde a varios factores», uno de ellos «es que se están dando transformaciones en el país en relación al lugar en el que se encuentran las comunidades indígenas».
«La migración, producto de varios factores, entre ellos el cambio climático, la ampliación de las áreas urbanas en áreas rurales, están llevando a que existan estos procesos de no reconocerse, no autoidentificarse como poblaciones indígenas», indicó Vargas, cuya organización trabaja en el campo de derechos humanos con sectores vulnerables.
Precisamente el censo también mostró que 7 de 10 bolivianos viven en un centro urbano, lo que también podría explicar en parte la situación de la autoidentificación indígena.
Vargas consideró que hay mirar esto «con lente crítico» porque esa mayor urbanización responde también «a un proceso que no está siendo regulado y que pone en una condición de vulnerabilidad a las comunidades indígenas».
Mencionó como ejemplo que ante los incendios forestales, que en 2024 dañaron 12,6 millones de hectáreas en el país, hay comunidades indígenas que «se ven obligadas a salir de manera forzosa» de sus territorios y «pasan a vivir en áreas urbanas, periurbanas», que «tienen que cambiar su residencia, pero no cambian su autoidentificación».
El abogado también llamó la atención sobre pueblos como los araonas, ayoreos, cayubaba, yuqui o yaminawa, «que ya se encontraban en una situación de alta vulnerabilidad por sus condiciones demográficas» y por presiones adicionales por la presencia de amenazas como las actividades extractivas y las invasiones de sus territorios.
Vargas sostuvo que el Estado debe dar las garantías para que estos pueblos en situación de alta vulnerabilidad «no desaparezcan» y se promuevan acciones para revalorizar su cultura, idioma, entidades propias y asegurar que tengan territorio, «que es el elemento vital para poder dar continuidad con su vida y su tradición».
Para el historiador y analista Pedro Portugal, el descenso se debe «a que la gente no considera valorativo ni útil» el asunto de la autoidentificación indígena aun siendo indígena, porque su finalidad no es adscribirse en unos marcos que lo puedan identificar como alguien diferente, sino tratar de encontrar marcos comunes» donde pueda lograr una vigencia.
«Entonces ven la autoidentificación como una especie de segregación», como algo contrario a sus intereses, dijo a EFE Portugal, que también es activista de movimientos políticos indígenas.
A su juicio, si la autoidentificación fuera «algo exigido por la población indígena, hubieran crecido los indígenas que se autoadscriben y que se identifican de esta manera» por las políticas y medidas asumidas desde el Estado en los últimos años para «para exacerbar esto», pero eso no ocurrió.