Pekín, 12 jun (EFE).- China ha dado este jueves por encaminada de nuevo su tregua comercial con Estados Unidos, tras las negociaciones llevadas a cabo en Londres, y ha exhortado a Washington a que respete lo acordado, si bien no ha entrado en detalle sobre las medidas pactadas.
El portavoz del Ministerio de Comercio He Yadong ha subrayado que los dos países «mantendrán la comunicación y el diálogo” para “reducir malentendidos» y «promover un desarrollo estable y duradero» de las relaciones económicas bilaterales, tras las conversaciones de dos días (finalizadas el martes) en Londres.
Si bien ha evitado especificar porcentajes o plazos de los acuerdos alcanzados con EE.UU., su tono conciliador ha supuesto un cambio con respecto a la retórica de las últimas semanas, en las que ambas potencias se acusaron mutuamente de romper la tregua alcanzada en Ginebra el pasado mayo.
Según la versión ofrecida por el presidente de EE.UU., Donald Trump, el pacto acordado en Londres incluye un arancel estadounidense del 55 % a productos chinos y otro del 10 % a los bienes del país norteamericano por parte de Pekín, cifras hasta ahora no confirmadas por ninguna autoridad china.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Lin Jian ha insistido en que China “siempre cumple con sus compromisos” y ha reclamado a Washington reciprocidad en la aplicación del consenso acordado en la capital británica.
A vueltas con las tierras raras
El anuncio de Trump aludió también al desbloqueo de exportaciones de tierras raras por parte de Pekín, un sector clave en el que China impuso restricciones en abril.
El país, según el portavoz de Comercio, ha aprobado «una cierta cantidad de solicitudes» de licencias conforme a la normativa vigente, aunque siguen sin divulgarse datos como el volumen o los beneficiarios de esas autorizaciones.
«Como país responsable, China tiene plenamente en cuenta las necesidades y preocupaciones razonables de otros países en el ámbito civil, revisa las solicitudes de licencia de exportación de productos relacionados con las tierras raras conforme a la ley y la normativa», según He.
De acuerdo con el Wall Street Journal, que cita fuentes conocedoras de la situación, las licencias concedidas a empresas estadounidenses por parte de Pekín tendrán una validez de seis meses, una medida que permitiría a las autoridades chinas conservar herramientas de presión en caso de que resurjan fricciones comerciales con Washington.
Prudencia entre analistas
Varios expertos creen que el entendimiento logrado en Londres puede servir para desactivar tensiones inmediatas, pero alertan de que sin garantías firmes y verificables el riesgo de reanudación del conflicto arancelario persiste.
Mark Williams, de Capital Economics, consideró que el acuerdo parece limitarse a «suavizar algunas barreras no arancelarias» y enfatizó que las políticas de «desacoplamiento» siguen pesando sobre ambas economías.
«Si eso es todo, (el acuerdo) simplemente es volver un mes al pasado, aunque eso parece suficiente para Trump. En su presidencia, siempre y cuando él esté contento, todo va bien, incluso si ambas partes apenas hacen progresos», apunta Williams.
Por su parte, la consultora Trivium China cree que el pacto podría «permitir a EE.UU. y China dejar atrás el callejón sin salida de las tierras raras» y debatir otros asuntos comerciales para «establecer un nuevo ‘modus vivendi'».
El diario chino Global Times indicó que el «marco de trabajo» debe ser suficiente para «resolver los problemas económicos y comerciales» recientes y urgió a EE.UU. a demostrar «sinceridad» con medidas concretas, al tiempo que se mostraba «prudentemente optimista» por las «buenas señales» de la reunión.
Las conversaciones de Londres buscaron rebajar las tensiones entre ambas potencias después de acusarse mutuamente de incumplir el acuerdo alcanzado en Ginebra el mes pasado.
En la ciudad suiza, ambas potencias alcanzaron un pacto temporal de 90 días por el cual China reduciría del 125 % al 10 % los aranceles sobre productos estadounidenses, mientras que EE.UU. haría lo propio del 145 % al 30 % para los bienes chinos. EFE