Redacción Ciencia, 12 jun (EFE).- Los nuevos implantes cerebrales, como las interfaces cerebro-ordenador, pueden ayudar a tratar enfermedades, pero también causar lesiones. Un grupo de investigadores ha propuesto que Estados Unidos cambie cómo se gestionan ahora esos casos con un nuevo sistema de compensaciones.
Investigadores canadienses escriben hoy en Science un artículo titulado “Un marco de responsabilidad para los dispositivos neuronales de alto riesgo”, en el que piden un cambio importante en la manera en que Estados Unidos gestiona las lesiones causadas por estos aparatos.
Empresas como Neuralink, de Elon Musk, o Synchron iniciaron recientemente ensayos clínicos de estos dispositivos cerebrales que permiten, por ejemplo, controlar ordenadores a individuos con tetraplejia.
Estos se implantan en el cerebro para tratar enfermedades como la epilepsia o la parálisis, pero pueden conllevar riesgos, como convulsiones, accidentes cerebrovasculares o la muerte. Cuando algo sale mal, los pacientes no suelen tener forma de obtener ayuda o indemnización.
Por ello, los firmantes del artículo sugieren que se cree un programa de compensación “sin culpa”, incluso cuando legalmente nadie tenga la culpa.
Las personas que aceptan probar estos dispositivos son “valientes, tienen esperanzas y merecen una red de seguridad si las cosas no salen según lo previsto”, en palabras de Judy Illes, de la Universidad de la Columbia Británica y una de las firmantes.
El texto recuerda que en 2008, el Tribunal Supremo estadounidense dictaminó que los pacientes no podían demandar a los fabricantes de dispositivos si el producto había sido aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA).
Aquella decisión, conocida como Riegel contra Medtronic, hizo casi imposible que los pacientes ganaran demandas, incluso cuando habían sufrido daños graves.
Desde entonces, la mayoría de los casos judiciales relacionados con dispositivos de alto riesgo han sido desestimados y solo 12 % favorecieron al paciente, indica el artículo.
Ante esa situación, el texto propone un sistema que permitiría a los pacientes lesionados recibir dinero para las facturas médicas, los salarios perdidos y otros gastos sin tener que demostrar que nadie hizo nada malo.
El plan se financiaría con contribuciones de los fabricantes de dispositivos y con ayuda del Gobierno para las empresas más pequeñas.
Así, los pacientes que sufran daños graves a largo plazo -como lesiones cerebrales causadas por un dispositivo que se desplaza dentro del cráneo- en lugar de luchar en los tribunales, tendrían derecho automáticamente a una indemnización y podrían centrarse en su cura.
Por su parte, “las empresas podrían seguir innovando sin miedo a ser demandadas por cada resultado inesperado”, agregó Illes en un comunicado de la Universidad de la Columbia Británica.
El sistema también incluiría paneles de expertos para revisar los casos más complicados y permitiría a los pacientes acudir a los tribunales si así lo desean.
Los investigadores afirman que este planteamiento protegería a los pacientes al tiempo que fomentaría nuevos avances médicos.
«La gente está “entusiasmada” con el futuro de la tecnología cerebral, pero no podemos ignorar los riesgos. Tenemos que asegurarnos de que cuando las cosas vayan mal, no dejemos a nadie atrás”, indicó Zelma Kiss, de la Universidad de Calgary.