Madrid, 9 may (EFE).- Del yacimiento de Schöningen salieron las armas de caza mejor conservadas y más antiguas del mundo; sus lanzas de madera fueron datadas inicialmente hace 400.000 años, después se les atribuyeron 300.000 años de antigüedad, y ahora una investigación rebaja su ‘edad’ a 200.000 años, lo que prueba que fueron los neandertales, y no sus antepasados, quienes desarrollaron esta tecnología.
Candidato a incorporarse a la lista de lugares declarados Patrimonio Mundial de la UNESCO, el yacimiento de Schöningen (en Baja Sajonia; noroeste de Alemania) fue descubierto en 1992 durante unas excavaciones mineras, está considerado como uno de los mejor conservados de la historia temprana de la humanidad y en él se han encontrado numerosos objetos de madera, entre ellos lanzas, palos de doble punta o utensilios domésticos.
Investigadores de numerosos centros de investigación de varios países, entre ellos varios españoles, han revelado a partir de una reciente investigación la nueva datación de las lanzas de madera, una actualización que corrobora que fueron los neandertales quienes las habían fabricado; hoy publican el resultado de su trabajo en la revista Sciences Advances.
El sitio arqueológico ‘Schöningen 13II-4’ ha revelado durante las últimas décadas numerosas evidencias científicas de cómo los homínidos paleolíticos comenzaron a cazar con lanzas, pero las dataciones anteriores apuntaban que estos artilugios habrían sido utilizados por el ‘Homo heidelbergensis’, probablemente el último ancestro común entre los humanos y los neandertales.
Nuevas técnicas para una datación más precisa
Los investigadores, según el resumen facilitado por la revista científica, han combinado técnicas de ‘geocronología’ de fósiles basada en aminoácidos con una revisión de la ‘cronoestratigrafía’ local del Pleistoceno Medio para determinar que el yacimiento estuvo activo durante la época de los neandertales y que éstos los utilizaban para la caza comunitaria.
El investigador Aritza Villaluenga, experto en prehistoria y profesor en la Universidad del País Vasco, ha subrayado que rebajar en unos 100.000 años la edad de esas lanzas no resta “en absoluto” importancia ni relevancia a este yacimiento; al contrario, ha explicado que este sitio “encaja” mejor ahora en lo que se sabe de la evolución humana en términos de comportamiento y de tecnología.
Villaluenga, integrado en el equipo internacional que ha realizado este trabajo, ha precisado a EFE que solo hay una excepción, en un yacimiento en la localidad de Clacton on Sea (Reino Unido), con lanzas de madera anteriores a esa fecha, pero ha observado que esa datación, de unos 400.000 años, es muy discutida por la comunidad científica.
Salvo esa excepción, todas las lanzas de madera encontradas en el mundo son posteriores a Schöningen, y demuestran que son los neandertales, y no sus antepasados, quienes desarrollaron esos conocimientos tecnológicos y del medio ambiente que les rodea, ya que seleccionaban para esa fabricación árboles jóvenes y priorizaban el tejo, por ser una madera muy dura y muy tóxica, por lo que no se pudre, conocimientos de los que carecían sus antepasados.
Schöningen, un hito en la evolución humana
“Schöningen sigue marcando un hito en la evolución humana”, ha aseverado el investigador, y ha enmarcado este sitio en el momento en el que los neandertales desarrollan instrumentos complejos y estrategias de caza también más sofisticadas; en este caso con el terreno a su favor, ya que el lugar era entonces un lago con orillas poco profundas y rodeado de colinas.
Los neandertales consiguieron de forma repetida empujar sobre todo a manadas de caballos, pero también ciervos, uros y bisontes hacia la orilla del lago, ha precisado Villaluenga, y ha detallado que el estudio de los niveles sedimentarios demuestra que el fondo del lago era muy blando (barro), que allí los animales no podían desplazarse fácilmente, y que los grupos de cazadores los acorralaban y los abatían con las lanzas en madera.
“Esta estrategia implica coordinación, cada miembro (hombres, mujeres y jóvenes) del grupo de caza debía cumplir con las funciones dadas en un plan preestablecido, es decir había planificación previa para desarrollar un plan de caza, además de tener los útiles apropiados, como lanzas para matar y herramientas en sílex para descuartizar seguidamente a las presas”.
El profesor de prehistoria ha valorado además que las lanzas encontradas están en perfecto estado y no muestran evidencias de impacto, debido según los investigadores a que se trató en realidad de ‘proyectiles perdidos’ que no llegaron a alcanzar a ningún animal y acabaron hundidas en el agua antes de ser transportadas por la corriente hacia la orilla; “afortunadamente para nosotros, aquellas estrategias de caza también tuvieron sus fallos”, ha dicho.
Y ha subrayado además la relevancia de este trabajo porque por primera vez en cronologías del Paleolítico medio y en un yacimiento al aire libre se ha logrado una cronología empleando un método de datación absoluta, lo que a su juicio abre una puerta para que yacimientos de características similares puedan ser también datados.
En este caso se han datado además caracoles acuáticos y moluscos que vivían en lagos para conocer el periodo de formación del lago, y la actividad humana a partir de dientes de caballo pertenecientes a animales marcados por objetos fabricados por el hombre; y todos los elementos han llevado a los científicos a deducir que la caza se produjo cuando el lago estaba en actividad, hace unos 200.000 años.