Cinco de los diez países con el aire más contaminado del mundo son africanos, dice informe

Chimeneas de una fábrica de productos químicos expulsan humo contaminante en Aswan, Egipto, en una imagen de archivo. EFE/Mike Nelson.

Nairobi, 11 mar (EFE).- África continuó enfrentando en 2024 una “grave crisis de salud pública” debido a la contaminación del aire, con cinco de los diez países más contaminados del mundo en el continente y Chad liderando de nuevo la clasificación, alertó este martes la empresa suiza IQAir.

En un informe, IQAir destacó que el 34 % de las ciudades africanas presentaron niveles de concentración anual de partículas PM2.5, las más dañinas para la salud humana, entre tres y cinco veces superiores al límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que el 24 % superó ese umbral entre cinco y siete veces.

Chad fue el país con el aire más contaminado del mundo tanto en 2022 como en 2024 -la falta de datos en 2023 impidió incluirlo en el informe de ese año-, influenciado por la Depresión de Bodélé, una de las mayores fuentes de polvo atmosférico a nivel global.

La calidad del aire en Chad se deterioró ligeramente en 2024 en comparación con 2022, con un aumento en la concentración anual de PM2.5 de 89.7 microgramos por metro cúbico (µg/m3) de media a 91.8 μg/m3, unos niveles muy superiores a los cinco µg/m3 como máximo recomendados por la OMS.

Así, Yamena, la capital de Chad, registró la concentración anual más alta de PM2.5, que fue de 91.8 µg/m3 de media.

El polvo mineral del desierto del Sahara es la principal fuente de contaminación en este país de África central, un elemento que, según IQAir, puede causar enfermedades respiratorias graves como asma y afecciones pulmonares ante una exposición prolongada.

Otros factores que contribuyen a la mala calidad del aire en Chad incluyen emisiones de vehículos, quema descontrolada de cultivos y la contaminación procedente de industrias como la cárnica, petrolera y textil.

El informe destaca también el caso de Kinsasa, la capital de la República Democrática del Congo (RDC) y la ciudad más poblada del continente con 17.6 millones de habitantes, donde los niveles de PM2.5 aumentaron en 2024 considerablemente hasta los 58.2 μg/m3, un 40 % más que el año anterior.

Sudáfrica, por su parte, experimentó una ligera mejora en la calidad del aire en 2024, con una pequeña disminución en la concentración anual promedio de PM2.5, que pasó de 19.9 μg/m3 en 2023 a 18.8 μg/m3 en 2024.

Esta reducción se reflejó en la capital de la economía más industrializada del continente, Pretoria, que por primera vez desde 2019 registró valores por debajo de 20 μg/m3.

De las ciudades sudafricanas que reportaron datos en 2023 y 2024, 20 registraron aumentos en la concentración anual de PM2.5, mientras que 18 mostraron reducciones.

Solo una urbe sudafricana, Nieuwoudtville, cumplió con la guía de la OMS en 2024, manteniéndose por debajo de los niveles recomendados por cuarto año consecutivo.

Sudáfrica enfrenta múltiples fuentes de contaminación del aire que representan riesgos para la salud, como las emisiones de sulfatos de plantas industriales, la combustión de combustibles fósiles y el uso de carbón en centrales eléctricas.

El informe también remarcó que los niños en países de ingresos bajos y medianos, como Sudáfrica, “son especialmente vulnerables” a las enfermedades derivadas de la contaminación del aire.

De hecho, en 2021, más de 3.365 menores de cinco años murieron en este país del sur de África a causa de este problema.

Según IQAir, el número de ciudades con registros de calidad del aire aumentó en África de 79 en 2023 a 106 en 2024, aunque solo 24 de los 54 países africanos cumplieron con los requisitos para la inclusión de datos.

África cuenta con solo 400 estaciones de monitoreo, lo que representa apenas el 0.6 % del total mundial y “deja importantes vacíos de información” en este continente que alberga a 1.500 millones de personas (el 18 % de la población mundial) y que podría triplicar su población para 2050.

“El rápido crecimiento urbano y poblacional, junto con la limitada infraestructura de monitoreo, agravan la crisis de contaminación en la región”, concluyó el informe de IQAir.