Cincuenta años de carbonilla y columnas de humo de la última locomotora de vapor en España

En Vicálvaro el príncipe Juan Carlos apagó el fogón  de la máquina a vapor, tras 127 años de utilización del sistema. EFE/aa

Madrid, 21 jun (EFE).- Símbolo del ferrocarril durante décadas y uno de los logros de la primera revolución industrial, la locomotora de vapor se despidió hace 50 años de las vías españolas con el apagado de la caldera de la última máquina en activo, un histórico ‘Mikado’ que aún se conserva y que alcanzaba una velocidad máxima de 115 km/hora.

El encargado de cerrar este período histórico fue el príncipe Juan Carlos, que subió a la cabina de la “Mikado 141F-2.348″ para extinguir su fogón un 23 de junio de 1975 en la estación de clasificación de mercancías de Vicálvaro (Madrid), rodeado de medio centenar de maquinistas jubilados de RENFE.

Acababa así un ciclo tecnológico en el ferrocarril español y una arraigada cultura del trabajo en torno al mantenimiento y la conducción de esas locomotoras, explica el gerente de Investigación Histórica y Patrimonio Documental del Museo del Ferrocarril de Madrid y de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, Francisco Polo.

España se sumaba así a una decisión ya adoptada en los años 50 por Países Bajos (1958), Bélgica (1966), Reino Unido (1968), Francia (1974), Italia (1976) y Alemania y Portugal (1977).

Etapa de convivencia del vapor, la electricidad y el diésel

El fin de la era de vapor en Renfe obedeció a la modernización y sustitución tecnológica de principios del siglo XX con las primeras electrificaciones de líneas y el relevo de las locomotoras de vapor por las de tracción eléctrica. Llegaron además los primeros automóviles diésel.

De esta forma, empieza una etapa de convivencia entre las tres tracciones -vapor, eléctrica y diésel-, que acaba a mediados de los ’70.

La Guerra Civil, la posguerra y el bloqueo de la comunidad internacional frenaron el desarrollo económico del país y retrasaron los planos que el régimen proyectaba para reconstruir la red ferroviaria.

Durante los años 40, un número elevado de locomotoras estaban fuera de servicio y faltaban repuestos para un buen mantenimiento.

Por ese motivo, se dispuso la compra de locomotoras eléctricas y de vapor con capacidad suficiente para el arrastre de composiciones pesadas. De las 3.285 locomotoras de vapor de RENFE, 1.225 -el 37 %- contaban con más de 45 años de edad.

Este porcentaje se redujo a cero a principios de 1960, obedeciendo una orden ministerial que obligaba a desguazar 1.843 locomotoras de vapor para cumplir el objetivo de que en 1968 no hubiera ninguna con más de 40 años de antigüedad.

Sin embargo, cuando parecía que el ciclo del vapor llegaba a su fin, RENFE encargó a la factoría Babcock & Wilcox la última remesa de locomotoras de vapor: diez unidades del modelo “Garrat”, que fueron entregadas ya fuelizadas de fábrica entre 1959 y 1960.

El Plan de Modernización de RENFE (1964-1973) puso fecha al final de la tracción vapor al establecer que en 1973 solo debían estar en servicio un número máximo de 200 locomotoras, todas fuelizadas y dedicadas solo al arrastre de trenes de mercancías.

Así pues, a la altura de 1975 solo quedaban en activo cuatro depósitos de locomotoras de vapor (Soria, Castejón de Ebro, Salamanca y Ciudad Real), que cerraron ese mismo año.

El ‘cha ca cha’ y la carbonilla, no solo un recuerdo

Una parte relevante del patrimonio vinculado a la tracción vapor fue preservada por RENFE y se exhibe en los museos que gestiona la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE) en sus sedes de Madrid-Delicias y Vilanova i la Geltrú. Otra parte está cedida a otros museos, instituciones y asociaciones de amigos del ferrocarril.

En el de Vilanova i la Geltrú se conserva el “Mikado» 141F-2.348 que apagó el príncipe Juan Carlos.

En la actualidad, aún hay locomotoras de vapor que circulan, aunque en líneas ajenas a la red ferroviaria de interés general, explica Francisco Polo.

El Museo del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú enciende periódicamente la “Mataró”, réplica de la primera locomotora de vapor que circuló en España; y el Museo Vasco del Ferrocarril en Azpeitia viaja con tracción de vapor en un tramo entre Azpeitia y Lasao.

Igualmente, el Museo del Ferrocarril de Asturias en Gijón y el de Mora la Nova (Tarragona) suelen realizar encendidos de una parte de sus locomotoras, haciéndoles circulares en sus recintos.

En Madrid, el Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor opera con tracción a vapor el Tren de Arganda, que recorre casi 4 kilómetros por el único tramo preservado del antiguo Ferrocarril del Tajuña.

Asimismo, el Parque Minero Riotinto cuenta con una máquina de vapor que se mueve diez kilómetros por la antigua línea, y en el Parque de la Minería y el Ferrocarril en Utrillas (Teruel) la legendaria locomotora “Hulla” (1903) arrastra un convoy de viajeros en un tramo recuperado de kilómetro y medio.

Para agosto de 2026 se prevé la entrada en funcionamiento de un tren turístico de vapor en el antiguo trazado de Ponferrada-Villablino. EFE