Claves del ‘gerrymandering’ en EE.UU.: cuando políticos eligen a sus votantes y no al revés

Fotografía de archivo del 5 de marzo de 2025 de una mujer caminando por un puesto de votación en Arlington, Texas (Estados Unidos). EFE/Adam Davis

Miami (EE.UU.), 5 ago (EFE).- La reciente propuesta de redistribución electoral en el estado de Texas, que está gobernado por el Partido Republicano y desató críticas en regiones demócratas como California o Nueva York, ha sido la última muestra de una práctica de manipulación de larga data en EE.UU., donde los políticos resultan eligiendo a sus votantes y no al revés.

Este fenómeno, denominado ‘gerrymandering’, se remonta casi a los inicios de la democracia en Estados Unidos, hace más de dos siglos, y está detrás de una fuerte disputa en Texas, donde el Gobierno republicano busca redibujar el mapa electoral de cara a las elecciones de medio término, que se celebrarán en noviembre de 2026.

El objetivo de esa medida, que ha dado lugar a un fuerte boicot de los demócratas, es principalmente asegurar al menos cinco escaños más en la Cámara de Representantes nacional, donde mantienen una ligera ventaja.

Sin embargo, no sería la primera ocasión en que un plan similar sale adelante en Estados Unidos.

¿Qué es la manipulación de los distritos electorales?

La redistribución electoral es un proceso natural que se realiza cada diez años, después de cada Censo, con el propósito de adaptar los distritos electorales a los cambios demográficos que hayan ocurrido en la última década.

Pero en ocasiones, los gobiernos estatales -tanto demócratas como republicanos- han aprovechado este proceso para manipular intencionalmente la redistribución, trazando nuevos distritos que favorezcan a sus propios votantes o dispersen a los del partido opuesto, para ganar más apoyos.

En 2019, la Corte Suprema de EE.UU. determinó que el ‘gerrymandering’ partidista no era un asunto que pudiera ser juzgado por los tribunales federales, dejando su regulación en manos de los estados.

¿Cómo se pueden manipular los distritos?

Esta alteración partidista de distritos se hace por concentración o dispersión de los votantes, según el Centro Brennan para la Justicia.

La primera de ellas concentra a los votantes del partido opuesto en el menor número posible de distritos, lo que hace posible que elijan un número limitado de candidatos, mientras que en el resto de distritos favorece a los votantes del propio partido, asegurando una mayoría.

Mediante la dispersión, se divide a grupos de personas con características similares en varios distritos, lo que divide su fuerza electoral y dificulta que salgan elegidos los candidatos que deseen en cualquier distrito.

Deficiente la distribución en 15 de 50 estados

Además de la propuesta de Texas, este tipo de manipulación electoral está a la orden del día en 15 estados, según el Proyecto ‘Gerrymandering’ de la Universidad de Princeton, que analizó la división de distritos en cada estado y creó un mapa en el que analiza la justicia o competitividad existente en cada uno de ellos.

Detalla que es «deficiente» en 15 de los 50 estados, que muestran un claro desequilibrio hacia uno de los dos partidos, y que solo 21 carecen de sesgo.

Entre los peores predominan los estados gobernados por republicanos, aunque también hay varios dominados por demócratas, como Oregón o Illinois. En otros casos, la redistribución no favorece a ningún partido, pero tiene un componente racial.

Los republicanos han sacado ventaja

«En las últimas dos décadas, los republicanos han tenido mucho más éxito en la manipulación de distritos electorales que los demócratas», según dijo a EFE Jonathan Cervas, profesor especializado en Ciencias Políticas de la Universidad Carnegie Mellon.

Esto se debe -explicó- a que los republicanos controlan un mayor número de legislaturas estatales. En contraste, los demócratas han establecido comisiones independientes para la redistribución electoral en varios de sus estados.

Además, -prosiguió- los votantes demócratas tienden a concentrarse en zonas urbanas, mientras que los republicanos están más dispersos geográficamente, lo que ofrece mayor margen para trazar distritos a su favor.

La manipulación electoral por parte de los republicanos suele afectar a comunidades minoritarias, como la hispana y la afroamericana, esta última con una marcada tendencia a votar por el Partido Demócrata.

Las acusaciones cruzadas entre partidos son, por tanto, frecuentes. Sin embargo, cuando se produce un cambio en el poder estatal, es habitual que el que hasta entonces era crítico con la manipulación electoral, comience a emplearla a su favor, según indicó Cervas.

En el caso de Texas, los gobernadores demócratas de California, Gavin Newsom, y de Nueva York, Kathy Hochul, han declarado la «guerra» a los republicanos, advirtiendo que tomarían medidas similares si la propuesta texana salía adelante.