Bogotá, 14 jul (EFE).- Colombia importó el 85 % de los cereales, leguminosas y soya que consumió en 2024, lo que evidencia una creciente dependencia del exterior y pone en riesgo la «seguridad y soberanía alimentaria» del país, advirtió este lunes la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce).
Durante su participación en la feria AgroExpo 2025, el gremio señaló que Colombia solo produce el 15 % de los granos que necesita, y en casos como el trigo y la cebada, las importaciones superan el 97 %.
«Incrementar las áreas cultivadas y la producción de nuestros granos es vital, pero no hay una política clara para estos sectores que les permita crecer, ser rentables y competitivos», afirmó el gerente de Fenalce, Arnulfo Trujillo Díaz, quien pidió mayor respaldo del Gobierno para transformar las condiciones del sector.
En el caso del maíz, otro grano clave para la alimentación, Colombia solo produjo en 2024 el 18 % de lo que consume, según Fenalce.
Para alcanzar una autosuficiencia del 75 %, como recomienda la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el país tendría que triplicar su producción actual.
«Sabemos que Colombia cuenta con suficiente potencial productivo, pero cualquier iniciativa de transformación requiere cambios estructurales de parte no solo de los agricultores, sino de todos los actores indispensables para lograr una cadena de valor competitiva y sustentable», agregó Trujillo.
Esta información se conoce en medio del segundo paro nacional que mantienen los arroceros en siete departamentos del país, que este lunes reactivaron bloqueos de carreteras en Tolima, Huila, Córdoba y Casanare ante los incumplimientos de acuerdos alcanzados con el Ejecutivo en marzo pasado.
Según datos del gremio de arroceros, la producción de este cereal no es rentable porque, debido a los bajos precios, por hectárea cosechada pierden hasta 2,8 millones de pesos (unos 695 dólares), lo que «está llevando a la quiebra a pequeños y medianos productores».
Esta protesta sucede ante el supuesto incumplimiento del Gobierno de los pactos a los que llegaron tras el primero de estos paros, que sucedió en marzo pasado.
Los agricultores insisten en que se necesitan cambios estructurales, desde mayor inversión en investigación hasta regulaciones que garanticen precios justos y condiciones equitativas frente a productos importados.