Hebrón (Cisjordania), 16 mar (EFE).- Bajo fuerte custodia militar, al igual que años anteriores, colonos israelíes recorrieron este domingo la calle principal de la ciudad palestina de Hebrón, en Cisjordania ocupada —o Judea y Samaria, como la denomina Israel—, para celebrar Purim, una de las fiestas más populares del judaísmo.

En la ciudad, dividida entre zonas habitadas por palestinos y otras por colonos judíos, algunas tímidas miradas de niños y mujeres árabes se asomaban a las ventanas, mientras la caravana de disfraces avanzaba por las calles, con música y cánticos judíos.

Las armas, tanto réplicas de plástico como reales, también formaban parte de este peculiar carnaval con el que conmemoran el episodio bíblico en el que la reina Esther intercede para salvar a los judíos del Imperio Persa de un genocidio.

Niños con boinas verdes, botas, uniformes militares caminaron a lo largo de la calle Al-Shuhada, que permaneció cerrada para palestinos.

Los colonos calzados con sandalias, kipás tejidas en tonos pasteles, algunos con fusiles de asalto colgados en la espalda, bailaban y tomaban alcohol, muchos hasta la embriaguez—, mientras ocasionalmente coreaban: “Israel, Israel, viva Israel”.
Para Halel, una joven de 22 años, que formaba parte del desfile, esta fecha, sin importar lo que ocurra en el país, debe ser motivo de celebración.
“Es un día para estar feliz, nosotros estamos aquí hoy para decirle al mundo en voz alta que no importa lo que ocurra alrededor, nosotros estamos vivos y felices y nadie puede parar a Israel”, dijo a EFE Halel.
El sur de Cisjordania, especialmente Hebrón, es escenario de constantes enfrentamientos entre judíos y palestinos. Estos últimos acusan a grupos de colonos de mantenerlos bajo asedio y de atacar a mujeres, niños y hombres, así como a sus animales y propiedades.
Magda Gibelli