Madrid, 25 ago (EFE).- Combinar una dieta mediterránea baja en calorías con ejercicio moderado puede reducir un 31 % el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en personas con sobrepeso y alto riesgo metabólico, según el estudio PREDIMED-Plus, el mayor ensayo sobre nutrición y estilo de vida realizado en Europa.
El estudio, coordinado por el Centro de Investigación Biomédica en RED (CIBER) del Instituto de Salud Carlos III, ha sido realizado por más de doscientos especialistas de 23 universidades y centros de investigación españoles junto a científicos de la Harvard T.H. Chan School of Public Health (Estados Unidos).
Los resultados del estudio se han publicado este lunes en la revista científica Annals of Internal Medicine.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que deteriora seriamente la salud y la calidad de vida y que en los últimos años ha experimentado un notable incremento, en paralelo con la epidemia de la obesidad. Por eso es esencial impulsar estrategias accesibles y sostenibles enfocadas a la prevención.
Investigaciones previas de PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea), que lleva más de dos décadas estudiando los efectos de la dieta mediterránea, demostraron que esta alimentación complementada con aceite de oliva virgen o frutos secos rebajaba la incidencia de diabetes un 30 % en comparación con una dieta baja en grasas, pero apenas reducía el peso corporal.
El equipo de PREDIMED-Plus, quería saber si los beneficios de la dieta pueden ser potenciados con cambios adicionales en el estilo de vida saludable.
Para ello, plantearon un ensayo que combinaba la pérdida de peso mediante una dieta mediterránea rica en fibra y baja en índice glucémico (medida de la rapidez con que un alimento que contiene carbohidratos aumenta los niveles de glucosa en la sangre) con actividad física y apoyo conductual.
Los 4.746 participantes que tomaron parte en el estudio -de entre 55 y 75 años-tenían sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico pero no padecían enfermedades cardiovasculares ni diabetes al inicio del ensayo.
Los participantes fueron divididos al azar en dos grupos: uno control, que seguía la dieta mediterránea, y otro de intervención, que también seguía la dieta mediterránea pero con 600 calorías diarias menos, acompañada de una actividad física moderada, como caminar rápidamente o hacer ejercicios de fuerza y equilibrio, y todo ello supervisado por ayuda profesional.
Seis años después de iniciar el estudio, los que habían combinado la dieta con ejercicio y supervisión médica presentaban un 31% menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con aquellos en los que solo habían seguido la dieta mediterránea.
Además, el grupo de intervención perdió un promedio de 3,3 kilogramos y redujo su circunferencia de cintura en 3,6 centímetros, en comparación con 0,6 kilogramos y 0,3 centímetros en el grupo de control.
Los autores del estudio observaron que los alimentos y nutrientes de la dieta mediterránea «actúan de forma sinérgica a través de diferentes mecanismos implicados en la diabetes tipo 2 tales como reducir la resistencia a la insulina, la inflamación y el estrés oxidativo, unos efectos que se ven potenciados por la actividad física y la pérdida de peso».
Además, al tratarse de una dieta sabrosa, sostenible y culturalmente aceptada, «puede convertirse en una estrategia ideal a largo plazo para la prevención de enfermedades cardiometabólicas», concluyen los autores.
«En términos prácticos, añadir el control de calorías y la actividad física a la dieta mediterránea impidió que alrededor de tres de cada cien personas desarrollaran diabetes, un beneficio claro y medible para la salud pública», subraya Miguel Martínez-González, profesor de la Universidad de Navarra, profesor adjunto de nutrición en la Harvard Chan School y coautor del ensayo.
Ante la actual «epidemia global de diabetes», advierte Frank Hu, profesor de Nutrición y Epidemiología y presidente del Departamento de Nutrición en la Harvard Chan School y coautor del ensayo, «con la evidencia más alta, el estudio muestra que cambios modestos y sostenidos en la dieta y el estilo de vida podrían prevenir millones de casos de esta enfermedad en todo el mundo», subraya.