Comer más pescado: una misión que pasa por derribar mitos y precios en América Latina

Una indígena limpia pescado en la orilla del río Tuquesa el 18 de junio de 2025, en el poblado de Bajo Chiquito, cerca de la selva del Darién (Panamá). EFE/Moncho Torres

Ciudad de Panamá, 27 jun (EFE).- El pescado no llena y cuesta mucho. Así lo entienden millones de personas en América Latina y el Caribe, donde el consumo de alimentos acuáticos está rezagado, y elevarlo pasa por reeducar tanto a los consumidores como a quienes los producen, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura o FAO.

Según los datos de las Naciones Unidas, el consumo aparente mundial de alimentos acuáticos es de 20,7 kilos per cápita al año, mientras que en América Latina y el Caribe cae a 11 kilos y para sostener este nivel hacia el 2050 será necesario aumentar la producción acuática en al menos un 13 %.

«Uno de los grandes retos para nosotros es el poder incrementar este consumo per cápita. Se tienen que diseñar para esto muchas estrategias para poder acercar los productos a la gente, que sean inocuos, que sean asequibles», afirma a EFE el Oficial Principal de Pesca y Acuicultura de la FAO para América Latina y el Caribe, el mexicano Javier Villanueva.

Villanueva participa en la XIX reunión de la Comisión de Pesca en Pequeña Escala, Artesanal y Acuicultura para América Latina y el Caribe (COPPESAALC), que concluye este viernes en la Ciudad de Panamá tras tres jornadas.

Esta cita ha reunido a delegados de casi una veintena de países para discutir «las líneas de acción en torno a la pesca y la acuicultura para poder fortalecer la sostenibilidad de estos sectores para los próximos dos años», explica Villanueva.

 

Una indígena limpia pescado en la orilla del río Tuquesa el 18 de junio de 2025, en el poblado de Bajo Chiquito, cerca de la selva del Darién (Panamá). EFE/Moncho Torres

Variedad en la demanda: la vacuna contra precios altos

«Muchas veces vamos al supermercado o vamos a los restaurantes y los productos de la pesca son básicamente considerados productos de temporada para la Cuaresma, por ejemplo, o productos de alto valor, de lujo», reconoce el funcionario.

Se está ante un efecto de oferta-demanda que se puede enfrentar logrando «cadenas (de producción) cortas, que puede hacer que el precio de los productos pesqueros y acuícolas se reduzca significativamente, pero también se requiere una reeducación de la gente».

«Hay que empezar a variar el consumo de pescados y mariscos y salir de lo que consumimos tradicionalmente. Si podemos hacer esto, indudablemente los costos para las personas serían mucho menores y pudieran acceder a productos pesqueros y acuícolas más asequibles».

La FAO recuerda que existe una gran diversidad de especies marinas y que unas 3.175 de ellas son consumidas globalmente, lo que ofrece opciones para diversos entornos, culturas y condiciones climáticas.

 

El rol de la acuicultura

Para elevar la oferta de productos acuáticos Villanueva destaca el rol «sumamente importante de la acuicultura, un sector subexplotado que tiene un alto potencial de crecimiento en América Latina y el Caribe por la cantidad de cuerpos de agua» con que cuenta la región.

«Deberíamos empezar a ver cómo promover más la incorporación de la acuicultura en las prácticas o en las zonas rurales, incluso en las cercanías de las zonas urbanas», dice funcionario de FAO.

En ese sentido, explica, FAO desarrolla en Centroamérica algunos programas de fortalecimiento de capacidades en las zonas altas para la producción de trucha, por ejemplo, mientras que pronto se lanzará «un programa sobre la producción de especies amazónicas que va a beneficiar a los países de América del Sur».

Valorar el gran aporte nutricional del pescado

Los alimentos acuáticos son esenciales en la lucha contra el hambre debido a su alta densidad nutricional, pues son ricos en proteínas de alta calidad, ácidos grasos omega-3, vitaminas D y B12, y minerales esenciales como hierro, zinc y yodo.

Pero «hay un punto muy importante y es que hay esa sensación de que el pescado no llena como otro tipo de proteínas, cuando en realidad eso es por las propiedades que tiene, que permiten su fácil y rápida digestión y absorción de nutrientes», comenta Villanueva.

Es así que «muchas veces nos dicen ‘es que la pancita de los niños no está llena y se sienten insatisfechos» cuando comen pescado, «pero no es eso. Ellos están recibiendo, en realidad, todos los nutrientes, muchas veces mucho más nutrientes, con menores porciones».

Giovanna Ferullo Mena